7 diciembre, 2024

A 92 años del 15 de Noviembre

¡Tantos años…! Un crimen, sin precedentes en Ecuador, que desde 1922 viene confundiéndose, como es ya normal en estas tierras, entre las marañas de la impunidad… Más de 1000 obreros, o quizás más…, muchos más… fueron vilmente asesinados por orden gubernamental, en la ciudad de Guayaquil. Desde Quito el presidente Tamayo, presionado por los grupos de poder del puerto, indicó al General Barriga, Comandante de la Zona de Guayaquil, mediante un telegrama : “Espero que mañana a las seis de la tarde me informará que ha vuelto la tranquilidad a Guayaquil, cueste lo que cueste, para lo cual queda usted autorizado”. Y el costo, claro está, fue alto. Vergonzosamente alto. Autoritarismo. Crueldad. Cinismo. Entonces, al parecer, Guayaquil, volvió a la tranquilidad obscena del poder sinónimo de una justicia corrupta…

Todo había comenzado con el reclamo de mejora de salarios de quienes entregaban su fuerza de trabajo en la Guayaquil and Quito Railway y la denominada Empresa Eléctrica. Se exigía, además, el cumplimiento de las 8 horas de labores. Las peticiones y movilizaciones iniciadas el 7 de noviembre concluyeron 8 días después con el ametrallami

e

nto, a mansalva, de los manifestantes, sin respetar si caían hombres adultos, mujeres, ancianos o adolescentes. Fue una masacre. Una verdadera inhumanidad. Años más tarde, el escritor José Joaquín Gallegos Lara, en su novela publicada en 1946, “Cruces sobre el agua”, dejó constancia de que el operativo del crimen no solo era liquidar a quienes protestaban, sino que para evitar se conozca cuántos habían sido acribillados, había que botar los cadáveres al río pero antes “abrirles la panza” para que no floten… Como se les recordara después con cruces sobre bollas rebalsando en las aguas del Guayas, “Quizás, concluye Gallegos Lara, un tanto obsesionado en el lúgubre espectáculo, esas cruces eran la última esperanza del pueblo ecuatoriano”.

Otra vez, sin embargo, se cumplía, tan cual fue antes y sigue siendo ahora, con la insolente y descarada fórmula del ejercicio gubernamental del poder por el poder, alimento político en vivo del autoritarismo depredador. Autoritarismo depredador que incluso justifica el crimen, de cualquier forma y como sea posible, pretextando hasta la fe en los dioses, para cumplir sin remor dimientos, la patología de sus complejos individuales y arbitrariedades sociales… En México actual, la narco guerra militar que con el presidente Felipe Calderón contabilizó miles y miles de desaparecidos y muertos, es un doloroso ejemplo en Latinoamérica. Los 43 estudiantes asesinados por orden de autoridades corruptas, en estos momentos, son una demostración clara de la inseguridad social promovida por la incapacidad, descaro y cinismo del desgobierno de Peña Nieto. Este referente, sin embargo, no es evento exclusivo mexicano. Aquí y allá, en los países al sur del río Bravo, las muestras de persecución, crímenes, violaciones constitucionales, prevaricatos judiciales, sobornos, perpetuidad presidencial, manipulaciones electorales están a la vista y paciencia de todos que, desgraciadamente, miran a un lado para no ser culpados de desestabilizadores y terroristas… AQUÍ, Y AHORA, EN CASI TODA LATINO AMÉRICA, SE VIVE LA DEMOCRACIA DEL MIEDO, POR EL MIEDO Y PARA EL MIEDO!

Pese a semejante situación hay que expresarse. Hacer señas… Hablar… o gritar… Ciertos rumores parlotean de que el oficialismo, preocupado porque se ha quedado ya sin el izquierdoso discurso que tapiñaba su bla, bla, bla, derechoso y fascistoide, de sabatinas y cadenas de tv, deambula buscando qué apañar de la historia, como respaldo a su vaciedad ideológica. Y si ayer le metió mano a la figura de Alfaro hoy anda atrás del aniversario del 15 de noviembre. Pero son los obreros, trabajadores y artesanos que tienen la palabra. Nadie debe reemplazarlos. Nadie puede sustituirlos. Ningún gobierno tiene el derecho para abanderarse con el luto del aniversario de la matanza de ese entonces…Menos aun este gobierno que ha buscado quitarle las utilidades a trabajadores, que viola la Constitución para justificar sus ambiciones dictatoriales, que sin tener en cuenta el daño irreparable al ecosistema amazónico incluidas las comunidades indígenas del Yasuní, pretende explotar su petróleo. No a la farsa constitucional existente!

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1 comentario

  1. COPIO LO SEÑALADO CON LA VERDAD, COMO SIEMPRE, DEL DR. JUAN PAZ Y MIÑO, en el Telegrafo: «En octubre de 1922 los ferrocarrileros de Durán, a través de una huelga, consiguieron atención a sus reivindicaciones salariales y por la jornada de 8 horas, burlada desde 1916, cuando se la adoptó en el país. Su éxito despertó huelgas y movilizaciones de otros trabajadores, que llegaron a paralizar Guayaquil. El 15 de noviembre de 1922, la marcha de miles de trabajadores por las calles de la ciudad fue reprimida a bala, lo que provocó la horrorosa matanza de centenares de obreros. Los responsables de semejante acto fueron el gobierno de José Luis Tamayo (1920-1924) y la elite oligárquica de la ciudad, que en adelante sostuvieron que las tropas habían disparado contra hampones y saqueadores». CABE PREGUNTAR: ¿QUÉ DICEN LOS DESCENDIENTES DE LOS RESPONSABLES DEL GENOCIDIO?.

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