28 abril, 2024

Elecciones en Brasil II

Dicen por allí que las segundas partes no suelen ser tan buenas como las primeras, pero la segunda vuelta por la presidencia de Brasil está batiendo récords en todos los aspectos, pues contra todo pronóstico la contienda dio un vuelco que parecía un vendaval. La ambientalista que semanas antes de la primera vuelta era una de las favoritas, quedó fuera de la contienda y Aécio pasó fuerte a la segunda vuelta.

En la carrera presidencial, Aécio Neves (PSDB) y Dilma Rousseff (PT) están numéricamente empatados en las encuestas, y un resbalón puede ser decisivo según los expertos. Los debates de la semana pasada, con tono agresivo e intercambio de acusaciones, indicó la estrategia que tienen ambos partidos en la segunda ronda: la deconstrucción del oponente. Situación que lamentablemente no es ajena a nuestros países del sur.

Para destacar lo fuerte de los debates, vale citar el episodio en el que la presidenta Dilma Rousseff, postulante a la reelección, se sintió mal después de una airada gresca, al momento de dar la entrevista, lo que la obligó a sentarse por sentir una caída en su presión.

De lo que hemos visto en los debates del vecino país, existen muchos ataques y pocas propuestas, por lo que la Justicia Electoral se vio en la necesidad de prohibir los anuncios en los que Dilma y Aécio se culpan mutuamente, ya que según se afirmó el calendario electoral no fue creado para los ataques entre los candidatos y las diversas acusaciones de delitos de carácter personal, sino “para la difusión y discusión de ideas y planes políticos, con el respaldo del interés público, marcado en la ética, la cortesía y la urbanidad”, como el Tribunal Supremo Electoral anunció.

Aécio es un excelente orador y su don lo aplica hasta en las redes, pues particularmente he recibido varios mensajes de Whatsapp al puro estilo selfi por parte del candidato Aécio, que circulan por el espacio cibernético, iniciando el discurso con un simpático: “Hola mis amigos del Whatsapp…”.

La constante agresión impresa en los debates en la carrera hacia la presidencia de Brasil puede, según afirman los politólogos, generar otra reacción: aumento del rechazo tanto para Dilma como para Aécio, e inflar el número de votos nulos este domingo. Algunos estamos seguros de que en el sur, este no será un domingo cualquiera.

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En verdad no es una buena comparación, aunque se decía que Robin Hood robaba a los ricos para dar a los pobres. El Gobierno aparentemente pretende usar como propaganda política esa leyenda y decir que actúa como un Robin Hood moderno, al quitar las utilidades a la Banca (y luego a los comerciantes, industriales y empresarios) y con ellas aumentar el bono a los más necesitados.

Robin Hood no robaba a los ricos, sino al Rey Juan, quien se había apoderado del reino de su hermano, el Rey Ricardo, y por medio del Sheriff de Nottingham, cobraba excesivos impuestos, ahogando a la gente del reino para enriquecerse él y su camarilla. El usar las utilidades de la Banca para aumentar el bono, es robar al que trabaja, al que invierte su dinero para generar riqueza y trabajo, al que paga impuestos, no al que se ha apropiado de algo ajeno, como era el caso del Rey Juan. Robin Hood nunca le robó a un vecino rico para darle a otro pobre. Le robaba al ladrón, al usurpador, al Rey Juan y al Sheriff fe Nottingham, por eso es el refrán que dice: “Ladrón que roba a ladrón, cien años ha de perdón.” En este caso el banquero es parte del pueblo.

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