11 noviembre, 2024

El maestro y el ratón, Experiencia con el Sr. Gurdjieff

A continuación una experiencia con el sr. gurdJieff, que nos puede ayudar a estar mas abiertos sobre el respeto a la vida, en todas sus formas, a nivel de todas las criaturas existentes. me ha conmovido en especial porque dentro de pocos semanas va a nacer un hija mía y ha habido momentos en que he tenido dudas, puesto que soy un hombre de mas de cincuenta años y la sociedad dice que a esta edad ya no es para hijos.

Pero ahora veo esta nueva paternidad como un regalo, un don, una responsabilidad maravillosa de que mi vida se extienda, de recibir amor verdadero y dar amor verdadero. he tenido una larga y a veces agónica discusión conmigo en la que han intervenido miedos y emociones; y de pronto aparece como un regalo este texto de uno de los alumnos del sr gurdjieff, czeslaw chejovich. como una ayuda para abrir mi sentimiento al misterio de la vida que en ocasiones aparece para tomarte como un instrumento para la continuidad de la esperanza.

Es una corta pero profunda invitación para pensar sobre el ¡aborto! plantea muchas cosas, que el ejercicio del ¡stop! sirvió para respetar la maternidad de la cría de una rata que antes habían estado siguiéndola para exterminarlas, que la continuidad de la vida debe ser respetada cuando está se manifieste en cualquier criatura, sea cual fuere su existencia. Apreciar que surgen modas que pretenden alterar el curso de la vida y lo que hacen es despertar demonios que cumplen su función de destruir nuestros valores en los cuales está establecida la vida, la existencia desde su creación.

“En aquel año de 1923, las ratas y los ratones infestaban el prieurè. aun en pleno día se paseaban como reyes…. y cuando se acercaban los crepúsculos, nuestro gato ya no se atrevía a aventurarse en el patio. estos roedores habían causado tales estragos en las reserva de alimentos especialmente en las destinadas al ganado y al corral que hubo que emprender una guerra sin piedad para liberarnos de ellos.

Acabábamos de terminar la construcción de los baños acumulado alrededor de la obra. el señor Gurdjieff estaba con nosotros, dirigiendo las operaciones.

Estábamos retirando un montón de viejas tablas que obstruían una alameda y la hiedra que se encontraba al borde del camino.

“¡Ratones!” exclamo repentinamente uno de nosotros. todos los que estaban en los alrededores vinieron, y la caza comenzó.

Retiramos las tablas una a una. quedaba la ultima.

Armados de palas y palos, la rodeamos. dos de nosotros la levantamos bruscamente. los ratones estaban allì, agazapados en la hiedra.

Enloquecidos, trataron de escapar hacia la alameda. las palas y los palos se elevaron, listos para golpear.
“¡stop!”, exclamo el señor Gurdjieff.

Los brazos se inmovilizaron y nos quedamos quietos como estatuas.

Vacilante, un ratón emergió de la hiedra, arrastrando a sus pequeños eferrados a sus lados.
“¡IMPOSIBLE! dijo sonriendo el señor Gurdijieff, y con un gesto impregnado de solemnidad añadió: “¡MATERNIDAD!”. tranquilamente, el ratón atravesó la alameda y desapareció en la maleza con su preciosa carga.

Una vez mas, volvíamos a encontrar en un movimiento sencillo, lleno de humanidad, la magia del prieure, y todavía veo como reanudamos nuestro trabajo con un sentimiento extraordinario, el sentimiento que hacer nacer una verdadera apertura hacia la vida”.

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3 comentarios

  1. Bien Douglas, tal vez sería importante en esta etapa de su labor periodística y de nueva paternidad que investigue y ahonde el innegable derecho a vivir de todos los seres humanos, hágalo en tributo a la vida que viene, y hablele en el vientre de su madre y cuentele que El inspira esos sentimientos, dicen que los bebés ya nos entienden y nos sienten, sin duda nacerá un ser maravilloso que será un Defensor de la Vida como su padre en la tierra.
    Aleluya! Va a nacer un niño!

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