29 abril, 2024

Todo lo que significas para mi

Cuando me pregunto lo qué representas en mi vida…
Sin dudar ni un solo instante me respondo que mi vida.
En los sin tiempo que paso junto a ti, encuentro el propósito de mi existir.
Eres una querencia perseverada por su propia convicción.
Tus silencios dicen más que tus palabras.
A tu lado solo existen bendiciones.
Eres la confluencia bordada con los desbordados del amor.
Amarte es mí encontrado del buscado.
Tu corazón es un cielo cundido de bellas estrellas.
Invariablemente me reencuentro en tu regazo.
Contigo soy quién soy sin ser lo que la gente espera.
Por ti florecen mis más delicados sentimientos.
Sacas de mi alma eclosiones de ternura.
Me envuelves bajo el manto del profundo amor con que me cubres.
Con tus abrazos me empiedras de candor y blandura.
En el instante que debes eres lo que debes.
Haces que me sienta amado y apreciado,
Tenerte es la culminación de una dicha conseguida.
Una sensación de plenitud lograda; la realización soñada de mi ensoñación.
Eres lo necesitado que no creí necesitar.
Cuando retorno a mi memoria, tu imagen vuelve a florecer.
Aunque en ese instante estés distante; siempre estás.
Eres mi secreto más profundo.
El susurro silencioso de un eco enmudecido.
Un espacio sin pared; una llegada sin final.
El indivisible que no se puede dividir.
Eres el todo de mi todo; el agregado de un total.
Una anhelada locura llena de cordura.
Prevaleces como la mayor verdad en la mentira de mi vida.
Te amo con mi urgencia del vivir;
No sé cómo; ni siquiera sé si pueda…
Cuando escribo lo que escribo; yo lo escribo para mí.
Las limitaciones propias de la palabra puesta, no me permite expresar el inmenso fervor que siento por ti.
Por eso necesito que de alguna manera sepas; todo lo que significas para mí.

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De Ida y vuelta

Iba en el taxi rumbo al aéreo puerto de Ezeiza en Buenos Aires, de vuelta a casa, y alcancé a ver en una esquina a una mendiga, pobre mujer que a pesar de su miseria me pareció ser muy organizada. En la esquina que aparentemente es “su casa”, tenía unos cordeles amarrados en sus extremos, de donde colgaba su ropa en completo orden. Tenía también grupos de periódicos colocados a los lados de la vereda, unas cajas y un tapete (en el que ella estaba sentada). Frente a ella, el momento en que la vi, había una maletita en la cual apoyaba unos cuadernos. En una de sus manos tenía un libro y en la otra mano un lápiz. Alcancé a ver que la mendiga leía luego subrayaba. Nunca es tarde para estudiar, pensé y no existe lugar inapropiado si queremos superar nuestras limitaciones.

Mi lugar para superar las limitaciones estaba a punto de ser abordado: el avión.

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