26 abril, 2024

En absoluto

Henry Thoreau dice textualmente en uno de sus escritos, DEL DEBER DE LA
DESOBEDIENCIA CIVIL, “De todo corazón acepto el lema de que “el mejor gobierno es

el que gobierna menos”, y me gustaría que fuera honrado con más diligencia y sistema.
En la práctica significa asimismo, lo cual también creo: “que el mejor gobierno es el que
no gobierna en absoluto”; y cuando los hombres estén preparados para él, ese y no otro
será el que tendrán. El Gobierno es, a lo más, una conveniencia; aunque la mayoría de
ellos suelen ser inútiles, y alguna vez, todos sin excepción, inconvenientes.”

Este criterio me resulta claro y me agrada, así que no perderé el tiempo hablando de
política, más de lo necesario, y como ya lo dijo el mismo Dios, hace algunos años, dad al
César lo que es del César. A los políticos, la política.

Las personas, si se dieran cuenta de su auténtica capacidad creadora, regeneradora,
vivificante, se dedicarían a otra cosa y no perderían su tiempo con la política. Y si digo
política me refiero a muchas cosas. No solo a al gobierno de los países o a su grupo
ideológico. Hay ocasiones en que “debes ser político”. Querrá decir esa afirmación, ¿hay
ocasiones en que debes ser hipócrita?

Pienso que la política es un arma hipócrita que usan las personas con un mínimo de
falsedad, que de alguna manera, o de esa manera, lo que desean es tener poder. Poder
para sentirse poderosos, porque en el fondo, algo los acompleja.

Hay quienes ni siquiera ambicionan las riquezas que da el poder. Quieren poder, y dicen
que necesitan de ese poder para hacer el bien a la comunidad. Tal vez no se han dado
cuenta que para hacer el bien, se pueden dedicar a cualquier actividad y cumplir los
requerimientos para ser buenos ciudadanos, y cabales seres humanos, sobre todo. Es
inaudito que se despilfarre tanto dinero en tantos lugares del planeta, para que un entre
miles, y su grupo allegado, asuma el poder que tanto anhela.

Debería haber un requerimiento para gobernar: el que gobierna tendrá solo la facultad de
proponer, propuestas coherentes y significativas; y será la comunidad la que decide.

Debe seguir usando su antiguo medio de transporte, su misma ropa de siempre, y
entre otras cosas, evitar viajes innecesarios. Los comunicados de prensa deberán
ser mínimos, breves y concisos, de interés informativo, no persuasivo y algo que

es importante, tal gobernante y su gobierno no podrán, por ley, manejar medios de
comunicación. Para evitar tremendo atentado contra el periodismo, la objetividad y la
auténtica noticia.

Un segundo requerimiento: todo el que desee trabajar junto a ese gobernante y para
ese gobierno, debe ir y venir por el planeta como un ciudadano común, que de hecho
lo es, sin mayor seguridad, sin mayor ventaja, sin más dinero, y sin tantas ínfulas. Tal
cual cualquier persona. Los ministros, asesores y demás empleados públicos, serán
calificados por el resto de la ciudadanía y de fallar en sus funciones, el ciudadano común
tendrá derecho a pedir su dimisión, sin que existan luego, represarías en su contra.

El que pretende dirigir una nación, debe ser un servidor de su pueblo.

Como bien propone Thoreau, cada hombre debería saber qué clase de gobierno
desea. Aunque creo que de ahí parte la mayor catástrofe, pues la ambición humana es
desmedida. Y en más de una, aunque el gobierno que deseen es otro, aunque su manera
de pensar y de vivir es otra, optan por aquel. Por el que les que de ventajas y réditos de
cualquier índole. Económica, sobre todo.

Como se puede notar, no me conviene meterme en este lío de hablar sobre política,
porque encima del mal que ella misma encierra, hace perder amigos y ganar enemigos;
y porque llego al final del tema y sigo con la misma idea. La política es un medio para
perder el tiempo, despilfarrar el dinero y equivocar el camino.

Siguiendo con el mismo autor, me adhiero a sus palabras: “Yo deposito mi voto, quizá por
lo que estimo correcto; pero no me siento vitalmente interesado en que prevalezca. Estoy
dispuesto a dejarlo en manos de la mayoría.”

Amén.

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Caballo Chúcaro.

Cada día mi decepción aumenta ante este desgobierno que nos tiene sumidos en un ostracismo ciudadano hacia lo político; pero a la vez mis esperanzas aumentan, porque percibo que los ecuatorianos nos estamos dando cuenta que lo que estamos viviendo, no es otra cosa más que lo mismo del pasado, pero con diferentes actores y bolsillos que se llenan con dineros que nos pertenecen a todos.

Ya es aburridor y cansino, escuchar a Fabricio Correa denunciando actos de corrupción de los miembros del “círculo rosa”, y a la vez a su hermano, defendiendo a sus sequitos, más aún, luego de analizar una encuesta a la que tuve acceso, y en la cual se confirma mi sospecha que esto es un gran tongo, una gran farsa, fraguada no sé por quien, (pero me imagino), ya que porcentualmente hablando, al menor de los Correa esta pseudo diferencia familiar, lo aumenta en popularidad, y al mayor, lo convierte de un empresario de la construcción anónimo, en un fiscalizador de la gestión gubernamental reconocido por casi el 90% de ecuatorianos, ¿NO LES PARECE UN EXCELENTE NEGOCIO?.

No hay comentarios

  1. Estimada compañera de página:
    Lamento discrepar profundamente con Ud.: la política siempre, desde que existe el hombre sobr la tierra, estuvo expuesta a la corrupción, pero sigue siendo una actividad noble en esencia. Sin política, no habría Estado, y sin Estado habría el caos y la humanidad no hubiera podido dejar la época de las cavernas.
    No hay que renegar de la política, lo que sí hay que hacer es trabajar y luchar para depurarla de los malos elementos que en ella se enquistan.
    Saludos

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