27 abril, 2024

Deshumanizados

Ese es el principal problema de nuestra sociedad. El abierto y profundo proceso de deshumanización en el que todos, en diferentes grados, estamos inmersos. Ya no nos condolemos ante lo que naturalmente debe causarnos dolor. No nos congratulamos ante lo que debería llenarnos de satisfacción. El concepto de felicidad ha variado sustancialmente. No nos sorprenden las aberraciones. No nos indigna la injusticia. Más bien tratamos de sobrevivir en su sistema y en ocasiones nos sometemos a ella. Es más, muchas veces la justificamos.

Hemos perdido la capacidad de reacción. La muerte de un niño con una bala perdida, por ejemplo, pasa al registro de nuestra memoria individual como un dato más cuando debería hacernos llorar. La violación a una mujer muchas veces es noticia que sirve para satisfacer el morbo subconsciente, cuando debería desvelarnos porque la próxima puede ser nuestra hija, hermana o esposa. Tan mal estamos como sociedad que hasta llegamos a admirar la pericia de los narcos en su intento de pasar la droga, la habilidad de los ladrones para sustraerse algo a la luz del día y en la cara de los mismos policías, nos reímos a carcajadas cuando un locutor de radio imitando a un ex radiodifusor que fue tan sabio y apreciado como Pepe Murillo (+), so pretexto de distraer y presentarse como original, manda a fumar marihuana al oyente que llama para contar sus depresiones.

Cuando hay un llamado a la reflexión al desbarajuste en el que estamos, el asunto se arregla explicando – ahí sí – que “somos humanos y tenemos derecho a equivocarnos”. Y puede que sea así. ¡Pero ya nos hemos equivocado demasiado! Porque este terrible proceso degenerativo de deshumanización, se ve y se siente en todas las instancias sociales cada día en forma más abierta e insufrible.

Escuchamos la noticia de un padre que prefiere huir a la montaña a vivir en medio del monte a afrontar la orden de prisión que tiene por no pagar la manutención de su hija minusválida porque, según él, ya puede lavar y planchar y así ganarse la vida. Los jueces, a nombre de la justicia, y por culpa de esos hijos deshumanizados, dictan orden de apremio a los ancianos abuelos sin importar que están en agonía. No les inmuta el hecho de su dolencia y no levantan la medida hasta que se mueran. Hablando de hijos, es impresionante palpar que en casi TODOS los barrios del sur de la ciudad hay un anciano enfermo y sin comida y sin posibilidad de mantenerse sobreviviendo en alguna cobacha abandonado por los suyos. Algunas patronas, cuando se les pierde un par de aretes “semijoya” o un conjunto de ropa comprado en la bahía, humillan a la doméstica, la amarran, la torturan, la llevan secuestrada a la PJ y hasta allanan sin orden judicial su casa delante de los vecinos gritando a los cuatro vientos que es una ladrona. Después es que la denuncian. Hablando de secuestros, hace poco la UNASE informó sobre la liberación de un bebé de ¡DOS MESES! Hablando de niños, crecen sin parar los casos de progenitores que violan en complicidad con vecinos y compadres a sus propias hijas. Y de padres que utilizan a los pequeños para atracar planificadamente condenándolos a aprender las tácticas que los llevaran en el mediano plazo a ser los más buscados.

Un caso evidente de deshumanización que debe estremecer las conciencias de todos: el de Jesús Candor, muchacho de trece años que desde hace seis lava autos en la avenida principal de Samborondon. Esos seis años tuvieron que pasar – porque de paso fue echado de la casa por su familia – para que de entre los cientos de personas a las que él les limpiaba el coche, muchas muy pudientes, una, sólo una de buen corazón se condoliera y auspicie la operación al pie torcido con el que creció, lo que le impidió jugar pelota, estudiar y desarrollarse física (parece un niño de cinco) y emocionalmente. ¡Harta indiferencia!

Sí, es sorprendente. En los barrios, por ejemplo, hay vecinos que se odian y se quieren matar por problemas de perros. Una vez me tocó informar que una señora vertió agua hervida a la otra porque su perro defecó al pie de su casa. En otra ocasión, por el suroeste, un grupo de líderes barriales se unió para linchar a un demente que deambulaba más de 40 años en el sector porque su siquis empeoró y empezó a bañarse desnudo delante de ellos (después de la paliza se acordaron que hay Lorenzo Ponce). Los pandilleros matan a sus amigos de toda la vida para “dar la prueba” de que están preparados para escalar en posición en su nación. Los sicarios ya no disparan y quitan la existencia de contado. Ahora degollan sometiendo a una horrorosa agonía a sus víctimas porque alguien les pagó para que así sea.

La apatía –que nada tiene que ver con falta de caballerosidad o de educación- pasa también por la indolencia de hombres y mujeres jóvenes que ven subir a una embarazada al bus y no le brindan el asiento, o por el desprecio que demuestran a los niños limpiaparabrisas cuando se acercan al carro y les encienden las plumas para que se vayan, o a la niña que cuando mientras uno almuerza en la calle llega para pedir no plata sino un bocado porque muere de hambre. Pocos se meten la mano al bolsillo y poquísimos mas dejan de comer para alimentar al prójimo en desgracia como Dios manda. Se lavan la conciencia convencidos de que no hay que ayudarlos porque “algún mayor los manipula”. Y en vez de sentir como suyo ese sufrimiento, se les quita el apetito del asco, no de la pena.

Estos son hechos. Las señales de que la desestimación a nuestra realidad humana se está oficializando, son otras, igual de terroríficas. La Comisión de la Verdad declara víctima a Pablo Cuvi, ex guerrillero de Alfaro Vive, quien entre risas dijo que se había “llevado” a Nahim Isaías y no escribió ni pío sobre los guardaespaldas de León Febres-Cordero a quienes los comandos sublevados de Taura pegaron un tiro en la cabeza el día del secuestro. Algunos metropolitanos le caen quince a uno a un comerciante informal y le sacan, como popularmente se dice, la madre, y al día siguiente sus jefes inmediatos advierten que la próxima vez serán más duros. Se instituye cuando los miembros de la Judicatura se suben el sueldo mientras que no son capaces de influir en las reformas para que las míseras pensiones por alimentos que en la actualidad están estipuladas para los niños de papá y mamá separados lleguen a un valor digno o para que aflojen la plata que se necesita para comprar las computadoras que permitirán que fluya en las Cortes más rápidos los casos. Se consagra en los hospitales del Seguro donde la plata que era para las medicinas que mitigan el dolor y salvan vidas se entrega al aparato público para “gasto de inversión” que seguirá aupando un proyecto económico… y aún hay más…

Así, ¿a dónde creen que vamos a parar? ¿Qué piensan que nos espera? ¿Cómo imaginamos que serán las cosas en los próximos tiempos si la tendencia no se revierte? No voy a hacerme el curita para dar consejos. Ni a rasgarme las vestiduras diciendo que no he formado parte de esto (algunas veces cuando he acudido a una rueda de prensa donde se presenta a delincuentes a los que se capturó in fraganti haciendo secuestro express me he preguntado en mi fuero interno qué diferente sería si ahí mismo en el operativo los hubieran matado). Pero creo que llegó el momento en que para parar esta vorágine de maldad que nos envuelve y envuelve en una espiral de más violencia y muerte nos miremos los unos a los otros directamente a los ojos y tratemos de ver lo que hay dentro: seres humanos, con sentimientos. Con capacidad infinita para amar, para perdonar, para hacer el bien y sobre todo para entendernos y cambiar las cosas.

Algo está fallando en nuestra sociedad donde cada día crece el mal y esto debe alertarnos. Porque como vamos, vamos camino a convertirnos en verdaderos demonios. Y entonces, dejara de ser utopía esa frase urbana de que aquí mismo viviremos nuestro propio infierno

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  1. Luis Antonio no cambies tu ètica periodìstica y tu corazòn, que bonito y ojalà te coserves con los mismos sentimientos que otros periodistas parece que los perdieron en el camino de su quehacer, que esa llama de amor por los demàs que està encendida dentro de tì se propague y se multiplique, tu posees las herramientas a travès de tu trabajo, vamos adelante amigo! , sigue escribiendo tambièn

  2. Excelente descripcion de nuestra realidad. El texto en su totalidad se enmcarca en la realidad social quwe vive el Ecuador y el mundo. Los dias seran mas dificiles como lo afirmas, pero dentro de cada uno existe esa NUEVA POSIBILIDAD! Aquella que da esperanza y cuando decidimos salir adelante, nos da VIDA! Llego el tiempo de cambiar y hacer las cosas bien, sea cual sea el medio, debemos hacerlo. Pues mañana nuestros descendientes y nosotros mismos, sufriremos a mayor escala las consecuencias que ya hoy vemos como nefastas. Levantarnos y hacer sociedad (MEJORARLA) es ahora nuestro papel. Nunca es tarde, pero es AHORA. Grandes palabras, dignas de resaltar dentro de nuestro medio Sr. Ruiz. Excelente Texto.

  3. Estoy en acuerdo. Aunque creo que hay factores que han incrementado la aceptacion de la deshumanizacion en el Ecuador.

    Entre ellos:
    – La alta densidad poblacional producto de la minima planificacion familiar.
    – El decrecimiento de la participacion de la clase media en la vida politica y economica del pais.
    – El mal ejemplo de las elites sean economicas, politicas, o sociales.
    – La imitacion de ejemplos de otros paises que tienen otras bases culturales.
    – Nuestra cultura que tiene muchos atavismos.
    – Otros.

    Saludos,

    Jose X. Orellana Giler

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