29 abril, 2024

Los grandes hombres

Ser una gran figura es algo que todo ser humano desea. Sin embargo, esto implica, o mejor dicho, debería implicar, aparte de ser una persona destacada, ser grande en sus virtudes, es decir, una persona digna de ser emulada, de ser respetada por su rectitud, su ecuanimidad, su magnanimidad y su honorabilidad, y no de ser temida por su odio o su forma de ser implacable o vengativo. Por algo Mathias Claudius, en su Carta “A mi hijo Juan”, le advierte: “Honra a cada quien según su rango… y deja que se avergüencen si no lo merecen.”

En los años mozos (y a veces incluso más tarde), las personas muchas veces navegamos sin un norte fijo y se pueden cometer errores que pueden a veces incidir en nuestra vida futura. De aquí la importancia de la reflexión y la introspección que nos permite analizar los errores cometidos y enderezar el rumbo.

Verdaderos hombres hay pocos, muy pocos. Un verdadero gran hombre es alguien digno de emular tanto por sus virtudes cívicas y públicas, como por sus virtudes privadas. Se requiere entereza, templanza e integridad, es decir que su forma de pensar, decir y actuar sigan una misma línea recta en todos sus aspectos y en todas las facetas de su vida, tanto en la pública como en la privada. Pregonar y enseñar con su ejemplo.

En verdad requiere mucha entereza conservar una honestidad a toda prueba en la vida pública y en la privada y ser un verdadero ejemplo de templanza, trabajo en bien de los demás e integridad a toda prueba en todas las facetas de la vida.

Esta son las primeras virtudes que admiro en nuestro Patriota, Don José Joaquín de Olmedo y Maruri, hombre de vida tanto pública como privada intachables. Grande incluso en reconocer los logros y triunfos de personas que incluso pudieron considerarlo opositor o enemigo de sus proyectos. Reconocer la grandeza épica de Bolívar, luego de que éste se tomara por la fuerza la Ciudad libre de Guayaquil y su Provincia, por medio de su Canto a Junín, demuestra la hombría de bien de nuestro prócer.

Es relativamente fácil considerarse un gran hombre por los logros en la vida pública, si se es inteligente y se tiene el don de la palabra, o la mente de un gran militar para vencer en el combate, pero ser al mismo tiempo honesto, justo, imparcial y anteponer la verdad por sobre los propios intereses, y actuar en la misma forma en su vida personal, requiere tener la integridad de un verdadero gran hombre.

Admiremos y emulemos la grandeza de Don José Joaquín de Olmedo, Prócer de nuestra independencia, hombre lleno de virtudes cívicas y personales, antes que buscar hombres grandes cuyas virtudes dejan mucho que desear.

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Un triste negocios que ha efectuado el Gobierno de Rafael Correa, es entregar la mitad de la Reserva Nacional en Oro Físico, al grupo financiero de Goldman Sachs.

Hay un antecedente que conviene recordar, “los Pativideos”.

En febrero del 2007, Ricardo Patiño se reunió con especuladores que le propusieron al entonces ministro de Economía que haga algún anuncio escandaloso para que el precio de los bonos ecuatorianos se derrumben. Ellos venderían como pan caliente seguros contra una moratoria de la deuda externa ecuatoriana (Credit Default Swaps), cuyas ganancias, unos 200 millones de dólares, se repartirían como Patiño ordenase. (No se llevó a cabo, aparentemente)

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  1. Olmedo es el verdadero padre de la Patria, liderò la indepencia de Guayaquil, antes de que se pensara que algùn dìa existirìa un país llamado Ecuador. Ademàs, la independencia de Guayaquil, motivó a un gran número de ciudadanos, fue una gesta organizada por Olmedo y lìderes cìvicos, empresariales y militares , y también el pueblo llano participó activamente. Luego que Guayaquil se independizò, partieron los guayaquileños, y se unieron a las tropas de Sucre, Córdova, Lavalle, Pavón, y lucharon por 2 años, hasta liberar a Quito. Quito, fue independiente por el patriotismo que naciò de los proceres de Guayaquil, no reconocerlo serìa una injusticia histórica.

  2. Olmedo escribio Alfabeto para un niño, esto para la educacion en comportamiento civico, entre otras cosas el respeto a las leyes, ahora que se critica tanto a los indigenas debo manifestar que observo el mismo comportamiento en los directivos de una institucion de beneficencia que pretende crear su propio modo de escalafonar a sus medicos haciendo tabla rasa del que la SENRES acorde a la ley utiliza para el calculo de la remuneracion, afortunadamente est pretencion es tan descabellada que no pudo ser cristalizada, en otro aspecto debe ser conocido que todavia no son llamadas a concurso las jefaturas medicas en el Hospital Luis Vernaza, me pregunto que diria Olmedo de esta forma de proceder que tienen los honorables patricios guayaquileños, esa no es la forma en que Guayaquil llego a ser grande, prospera, y cuna de libertad, Guayaquil es respeto a la ley, respeto a sus ciudadanos, Guayaquil es libertad, no se trata de nombrar jefes para puestecitos insignificantes como las de un hospital del tercer mundo, se trata de algo realmente trascendente como es la de respetar la ley, el no hacerlo llama a la desintegracion de la sociedad, llama al sicariato, llama a la perdida de los valores, eso es lo que en realidad esta en juego Jose Fernando, de eso es lo que hablaba Olmedo

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  3. Para los que leemos bien la historia de nuestra patria, sin olvidar nada, comentarios como el del señor Gómez aportan civismo real y nos recuerdan a quienes debemos imitar, como es el caso de nuestro reclamado Olmedo a quien debemos darle el justo lugar que merece no sólo dentro de nuestro país sino en el ámbito de América, como patriota sin igual, hombre de valores totales, que actuó como pensó, inspirado al escribir, soñador absoluto y de servicialidad sin límites en bien de los demás. Rescatemos a Olmedo, ejemplo para quienes ayer y hoy amamos la Patria, e inalcanzable para quienes lejos de su huella sólo han llenado de vergúenza a sus nombres,verdaderos saqueadores de la dignidad nacional, rescatemos a Olmedo para las nuevas generaciones

  4. Olmedo fue un gran hombre, importantísimo en nuestra Historia como nación; sin embargo lo que sería una injusticia histórica es calificarlo como el padre de la patria, dejando de lado a hombres como el quiteño Eugenio Espejo, maestro de Olmedo, el personaje más sobresaliente de nuestra Historia y el verdadero precursor de nuestra independencia.

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