26 abril, 2024

Insistimos en la autonomía universitaria

Es indudable que el conocimiento, el saber, siendo integrante por excelencia de la cultura, está vinculado, obligadamente, al desarrollo productivo de los pueblos. Instancia que social, económica y políticamente, responde al proceso de su creatividad colectiva. La universidad, en gran medida, desde sus inicios, en el modelo que, más o menos, aun persiste, es el referente quizás más importante, en cuanto a convertir la experiencia y la erudición en proyecto científico. Todo apunta, eso sí, antes que nada, a UNA PLENA LIBERTAD EN EL PROCESAMIENTO DE LOS CONTENIDOS INTELECTUALES Y A UNA PLENA INDEPENDENCIA, TAMBIÉN, DE CUALQUIER PODER DE MANDO CON PRETENSIONES DE INTERVENIR.

ES QUE TODO ADOCTRINAMIENTO, SEA DEL TIPO QUE FUERE, OBSTACULIZA EL PROCESO CREATIVO DEL CONOCIMIENTO, POR LA CANTIDAD DE PREJUICIOS QUE INTERPONE. Más aun cuando, está por demás sabido, toda doctrina es una fuente vinculante, por más racional que sea, de fetiches y absolutismos. La autonomía universitaria corresponde tanto a la libertad institucional, en todos sus aspectos, como a la libre discusión temática de la docencia, cualquiera sean los contenidos. Sin esta situación no hay posibilidad cierta del diálogo constructivo mediante la discusión, la confrontación de ideas y realidades. Un conocimiento, un saber no contrastado genera, ipso facto, por defecto, un evento de dudas por convergencia.

La tradición y los gobiernos proclives al mando centralizado son, por naturaleza, conservadores, y solo ven en el ámbito universitario un camino unilineal que ratifique, académicamente, sus valores como objetivos nacionales. Pues en todas las épocas está prohibido fomentar el conocimiento que contradiga al poder. Los populismos, fascismos, totalitarismos, miren hacia las cansinas izquierdas o derechas, rechazan el criterio libertario del saber. ¿Por qué? Es que, en gran medida, el conocimiento crítico obtenido por un sistema autonómico contradice, quiera que no, la arbitrariedad enfermiza de sus direcciones y metas. Pero LOS ESTUDIOS SUPERIORES, JUSTAMENTE, RECONOCEN COMO NECESARIOS, LOS CAMBIOS CONTINUOS DE TODA SAPIENCIA COMO RESULTADO DEL PROCESO TEÓRICO EXPERIMENTAL DE ENSEÑANZA APRENDIZAJE, PARA UNA RECREACIÓN VÁLIDA EN EL ADELANTO SOCIO CULTURAL.

En este sentido la vida universitaria, tal cual lo manifestamos en “ Reflexiones sobre la Educación Superior”, hace algunos años, en cumplimiento a sus principales funciones de investigación, enseñanza y servicio a la comunidad, tiene que ser considerada independiente de toda intervención estatal. O sea, “en el contexto de la autonomía institucional y la libertad académica”, tal cual lo afirma, en 2009, la Conferencia Mundial de Educación Superior.

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