26 abril, 2024

Apaga incendios

Las marchas están de moda, esta palabra me recuerda la expresión «salir de marcha», la que hace alusión a uno de los grandes atractivos de España, su vida nocturna. Ir caminando de bar en bar, disfrutando la noche hasta altas horas de la madrugada, con buena temperatura y ocio nocturno, solo pueden hacer marchar a propios y extranjeros.

Ahora, en estos días «salir de marcha» en Ecuador tiene otro significado, es salir a reclamar pública y airadamente lo que se cree vulnerado por la autoridad.

Lo que causa sorpresa es el desarrollo incipiente de la capacidad de rectificación desde el gobierno, que no mucho tiempo atrás sostenía sus decisiones hasta las últimas consecuencias.

El país ya no aguanta más. La debilidad es notoria. Las presiones, las marchas, el anunciado paro nacional, mensajes de fuerzas decididas a respaldar a sus miembros y defender sus principios, gigantescos problemas económicos cuyo actual paliativo es el financiamiento externo que demanda estabilidad, seguridad jurídica, reglas claras y coherencia en la aplicación de medidas económicas, quizás estén incidiendo en esta nueva etapa de rectificaciones al andar.

Una muestra reciente es la «solicitud» de retirar de las enmiendas la reelección indefinida, con el argumento que se debe dar paso a nuevos cuadros que merecen oportunidad de trascender.

Esperemos que no se trate de haber prendido la mecha y pasarle a otro el problema para que sufra las consecuencias, para luego, en el siguiente período, regresar al rescate tratando de apelar a la memoria de esos primeros años de bonanza y opulencia económica. Cuando eso ocurra, prohibido olvidar que esa «bonanza económica» fue alentada por un precio internacional récord del crudo, que ahora lo que nos deja como enseñanza es la falta de previsión y prudencia económica para generar reservas y así poder enfrentar la época de vacas flacas.

El tiempo nos contestará y veremos cuántas rectificaciones más habrán, producto de presiones, marchas, reclamos masivos. Lo importante que estas sean por el bien de todos y de nuestro país, que no sean decisiones apaga incendios.

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El respeto y la solidaridad

Han transcurrido ya 3 semanas de este exilio obligatorio, pero muy positivo, desde donde les envío mi opinión sobre aspectos del diario convivir, sin límite ni restricción a mi decisión de ánimo y entusiasmo de seguir adelante con opiniones y criterios recogidos de la experiencia y el trajín permanente de casi 50 años de vida profesional, que me enorgullecen haberlos vivido con respeto y solidaridad para mis profesores, para la profesión que yo escogí y para todos mis colegas que compartieron y discreparon de mi criterio, en más de una oportunidad.

En la Junta Cívica de nuestro querido Guayaquil, cuando tuve la oportunidad de servirla desde la Presidencia, recuerdo la campaña que lanzamos para impulsar el respeto y la solidaridad, que sentíamos estaba seriamente atropellada por el Econ. Rafael Correa, ofendiendo con desagradables epítetos a quienes discrepaban de su criterio u opinión, epítetos especialmente dirigidos hacia la mujer guayaquileña. La campaña la lanzamos con la entrega de una adhesiva que circulo por toda la ciudad, que decía: RESPETE-SALUDE- NO OFENDA, hoy desde TAMPA, lo recuerdo porque acá es notoria esa gran diferencia, todos respetan, todos saludan y nadie ofende a nadie, no importa el color de su piel, su estatura, su edad y su condición social o económica, que quizás ni siquiera se conoce.

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