8 mayo, 2024

Un decálogo para el NO

Este es un resumen, aunque de corto aliento, sobre los varios y varios motivos que al reflexionar sobre el proyecto de Constitución, nos conduce como hilo de Ariadna a decir, a promover y proyectar, en tanto aviso y advertencia, NO!

  1. NO! porque su configuración desde la Constituyente fue realizada a base de engaños, prepotencia y mentiras. Los prestanombres del proyecto hicieron giras de carrusel, haciendo creer a quienes visitaban que serían recogidas sus aspiraciones como aportes de participación sin jamás cumplirse. Mas bien utilizando esta falacia como gestión democrática, pero encubriendo así su autoritarismo hinchoneado directamente desde Carondelet.

Desde Montecristi: Gato por Liebre!

Como que la palabra en el accionar político nacional está llegando a su máximo desgaste. Al parecer, el boicot, el chantaje, el encubrimiento protegidos por la mentira y el engaño iban, por fin, a ser cosas del pasado. Al menos, fue la oferta principal que prevaleció durante la campaña del candidato Correa…

Un snobismo político atrasado

Tan confundidas andan las gentes de Alianza País, que en el snobismo político atrasado del que hacen gala, no captan al socialismo sino, unicamente, como el centralismo gubernamental que da limosnas a las manos pedigüeñas de quienes sufren hambre. ¿Hacerlo es solidaridad y el Estado cumple, así, con una justicia participativa?. ..

Chamberos de la política nacional

“Infelices los pueblos si han de ser el juguete
de la voluntad de unos pocos hombres insignificantes”

Periódico El Patriota de Guayaquil,
Sábado 9 de mayo de 1829.

Qué ironía! ¿O qué incapacidad? Quienes gritaron tanto, desgañitándose, contra la partidocracia ahora han mostrado su filiación genética, hereditaria. Es el mismo ADN político de los saurios de ayer que corre por los cauces de su ideología electorera, la única que tienen. Con las uñas muy crecidas, por cierto, y muy afiladas, utilizando idéntico trucaje de pan y circo. Claro que los vestidos nuevos y la careta con que casi por dos años han pretendido engañar a los ecuatorianos, ya están descoloridos y hasta una vejez prematura, camino a un destino terminal, asoma en el rictus de la miseria humana descubierta. Cuánta procacidad gastada al boleo. Sin ton ni son. El país necesita cambios desde mucho tiempo atrás. Pero cambios diseñados para que, con una planificación seria y técnica, que responda al siglo que vivimos, como integrantes y en contexto, pueda la producción nacional incentivar, con proyección social y económica, sustentada y sustentable, un desarrollo de equidad. Pero en justicia y libertad. No encarcelada en los parámetros, sin principios ni criterios, de un autoritarismo presidencial absurdo, concentrado en un ir y venir autista sin razón.

¿Guayaquil, ya es de todos?

Por supuesto. Guayaquil siempre ha sido, es y será de todos… Pese a que por su estructura social y localización geográfica el individualismo comercial debería ser su único norte, la historia que la promueve significa en su andar sólo un abanico de aperturas. Para blancos y negros. Mulatos, indios y cuarterones. Ricos, pobres, oportunistas, aventureros y hasta santos han gozado de la satisfacción de ser sus hijos. ¿Y cuántos que por adopción están, sin embargo, identificados en felicidad y por amor, generación tras generación, con el ritmo de la vida candente del puerto más acogedor de la América del Sur, tal cual lo dijera Humboldt? Si, Guayaquil es de todos! Pero tal cosa no es novedad. Excepto para los que, por inconciencia e ignorancia, atribulados por la neurosis del poder y su incapacidad para mantenerlo, gritan desaforadamente que ahora ya es de todos. ¿Es que, pese a que ensalivan la boca con el vocablo patria, han olvidado acaso que cuando esta ciudad declaró su independencia lo hizo en el contexto libertario de “GUAYAQUIL POR LA PATRIA? ¿De dónde partieron las milicias que llegaron hasta la cima del Pichincha y exigieron la rendición hispánica? ¿Acaso no están, aquí, representadas, con miles y miles de familias, cada una de las provincias nacionales con sus valores y costumbres, aportando y recibiendo vida a través de sus descendientes?

Entre el SI y el NO

Tal vez tengan razón los gringos cuando nos visitan y nos observan y concluyen diciendo, en su entrecortada y fastidiosa media lengua, “Ah! Ah!, Ecuator es un país mucho, pero mucho folklórico”. Término, desde luego, que nada tiene que ver con los valores tradicionales culturales internos. Mas bien con los comportamientos de las relaciones sociales diarias de los ciudadanos, en función de los cuales puede suceder cualquier cosa. Lo sorpresivo, lo raro, lo inverosímil es lo folklórico. ¿Qué más folklórico, en este sentido, que las repetidas y dañinas presidencias de Velasco Ibarra para el desarrollo del país, con las repetidas y dañinas torpezas con que embobó al pueblo, mientras sacaban provecho unos cuantos avivatos? Qué plantón para Ripley, de haber nacido aquí, con su tema de “Parece mentiras, pero son verdades”, en un mercado tan repetitivo de imprudencias en su accionar…

Los nuevos símbolos patrios

Claro que la propuesta fue retirada, antes de que llegue a ser planteada y evitar, así, el aumento del caos ideológico gubernamental. La ironía popular, sin embargo, hizo de las suyas imaginándose, alegremente, los cambios posibles en el escudo, la bandera y el himno. El chivo, el cuy, el gallinazo, una torre petrolera, el mono, el algarrobo, la marihuana, la concha spóndylus hicieron residencia unos minutos en los lugares del escudo nacional, de donde fueron desplazados el Chimborazo, el Guayas, el cóndor, el caduceo por la ignara intemperancia gladular… Para mi resultaba simpático una bandera con los colores de Alianza País y 80 pares de manos alzadas, al unísono, del grito imaginario <¡Siempre listos!>. Pero valga de referente para estar claros que la improvisación no puede ni debe ser aceptada para definir las grandes directrices de la administración de un Estado. No hay que olvidar que, por ningún motivo, además, es un caso aislado.

Está aquel de que la “satisfacción sexual femenina”, convertida en derecho social público, sea incluida en el articulado de la Constitución. ¿Es que los traumas personales deben convertirse, por los plenos poderes de la Constituyente, en nacionales?…

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