En Brasil la justicia revive
Es alentador visitar Brasil y admirar a ese gigante de Latinoamérica, no
sólo por sus logros a nivel mundial, sino por el fortalecimiento de sus
instituciones, entre ellas -quizá la más importante- la Función Judicial y
su cabeza, el Supremo Tribunal Federal (STF), lo que equivale en nuestro
país, la Corte Nacional de Justicia.
El escándalo conocido como mesalao, estalla en el 2005, cuando un
diputado gobiernista, Roberto Jefferson, presidente del Partido de los
Trabajadores (PT), al cual pertenece Lula, por disputas internas denunció
a José Dirceu de Oliveira e Silva; en aquel entonces, era el todo poderoso
Ministro de la Presidencia del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva;
Dirceu manejaba una organización mafiosa que compraba votos de
parlamentarios mediante pagos mensuales (de ahí el nombre de mensalao)
, para de esa forma no sólo garantizar la mayoría parlamentaria para
aprobar proyectos de interés del Gobierno de Lula, sino ir construyendo
una base de un plan para perpetuarse en el poder. La denuncia obligó a que
el parlamento nombre una comisión que investigue el presunto delito. La
investigación tuvo sus frutos, se estableció que existía una compleja red de
corrupción que involucraba a las más altas figuras políticas del Gobierno
de Lula y de su partido. La primera manifestación de Lula fue la de decir
que nunca supo nada, que había sido engañado por sus colaboradores más
inmediatos y que, por ende, pedía perdón al pueblo brasileño.