26 abril, 2024

A propósito del inicio de clases…

No hay duda de que las crisis apelan a la ética cívica pero también a la responsabilidad individual y social de la gente.  En realidad, nos permiten discernir entre aquello que es esencial de lo que es accesorio, lo que es prioritario de lo que no lo es…

Actualmente se ha dado por llamar “viralización de la información” –hablando de redes sociales, por supuesto-, a todo aquello que nos permite percibir las “tendencias”. En diferentes temas de preocupación nacional vemos puntos de vista, en ocasiones totalmente opuestos acerca de informaciones que nos llegan. Uno de los debates más comunes en estos días es el del inicio de clases en la región Costa, a propósito de las declaraciones de la señora Ministra de Educación que señalaba fechas y formas en que a su entender debería darse el retorno de los escolares y colegiales a las aulas. Posteriormente, la gran cantidad de opiniones –no siempre amables- en las redes hizo que la autoridad afirme que el retorno a clases se dará en tanto la decisión del COE Nacional lo estime y que se atiene a la disposición del organismo mencionado.  Pero… ¿qué es lo que debemos hacer con el inicio de clases de nuestros niños y jóvenes y con la forma metodológica cómo trabajarán con sus maestros?

En lo personal, estos casi cuarenta días de aislamiento me han permitido como digo en el primer párrafo del presente artículo, pensar, reflexionar, discernir acerca de lo que es esencial, en diferentes temas y asuntos personales y sociales. Y no me voy a referir a la evidente posibilidad de contagio cuando todavía siguen apareciendo –y por montones- casos de personas contaminadas y muchos de ellas fallecidas, lo cual es un peligro para el retorno de los estudiantes a los claustros. No, no, eso me parece demasiado evidente y me exime de mayores comentarios. Quiero orientar mi análisis hacia lo que ahora me parece más claro que nunca… ¿se necesita una educación llena de contenidos y teorizaciones si ésta se ha mostrado francamente ineficaz para darle a la gente posibilidades de aprender a enfrentar las crisis? ¿Si hasta las autoridades –productos también del mismo sistema educativo ecuatoriano- les ha costado mucho enfrentar el problema? ¿Todavía hay gente que se confunda entre el hecho que enseñar y aprender son dos cosas distintas y que realmente lo importante es “aprender a aprender”? ¿Es aún necesario convencer a los educadores de que los estudiantes no deben memorizarlo todo? ¿Es posible una formación completa e integral si no tenemos en los docentes y estudiantes el desarrollo del pensamiento crítico? ¿Confiamos en las plataformas digitales sólo para diversión y entretenimiento, de manera que cuando nos las ofrecen como alternativa de aprendizaje no nos parecen adecuadas? ¿Es que la radio y la televisión no pueden complementar la tecnología digital? ¿Hace falta convencer a nuestras autoridades de que la crítica es discernimiento si se la utiliza inteligentemente?, o lo que tenemos es regreso a los antiguos paradigmas pues de nada ha servido tanto sufrimiento y dolor de las últimas semanas, modelos centrados en el egoísmo, la envidia, la corrupción o la simple y perversa ignorancia. Pensemos!!!

La Educación y la Investigación Científica son –a mi modesto entender- en lo primero que tenemos que pensar después de la salud. Todo lo demás no tiene sentido cuando estás muriendo en un hospital o cuanto te sientes incapaz de proteger a tu familia, a la gente que amas. Porque es a través de la Ciencia y de su Investigación que nuestros ángeles maravillosos, médicos, enfermeras, tecnólogos, auxiliares médicos, paramédicos, laboratoristas e inventores, nos pueden dar una luz científica que nos alerte y nos proteja en circunstancias como éstas. Y si esos profesionales, si toda la sociedad, no estamos formados –educados- para contar con un carácter fuerte, si nuestros valores son endebles y si nuestra confianza en lo que somos –autoestima- no nos mantiene erguidos, nada será posible y no sobreviviremos como pueblo. La mismísima “Educación para la salud” es una alternativa obvia para la prevención y profilaxis. ¿Hasta cuándo no entenderemos integral y holísticamente los grandes dilemas como el de la educación?

Hagámonos preguntas claves… ¿para qué educamos?, ¿qué es lo que verdaderamente sirve para convivir en sociedad entre seres humanos?, ¿cuál es la diferencia entre aprender a aprender y simplemente enseñar?, ¿son realmente los padres y tutores los maestros primigenios?, ¿qué cualidades queremos que tenga el ecuatoriano que tomará las riendas del país en treinta o cincuenta años? 

 

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Compartiendo con ustedes, y confiando que la venda que tenemos en los ojos caiga por primera vez y podamos ver la realidad presente.

Un correo apenas abierto para todos:

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