Los herederos de la Revolución Ciudadana

El socialismo criollo pariodaba sabiduría mientras consumía, gastaba, derrochaba y a través de un extraordinariamente alto precio del barril de petróleo pretendía esconder sus deficiencias técnicas en nombre del desarrollo del país. La autocalificada Revolución Ciudadana, más allá de haber sido un baratillo de ineptos, no fue otra cosa que erudición delincuencial en manos de unos cuantos trapaceros.

La ley de la vida dispone que toda sociedad tenga herederos. Así, los ecuatorianos hemos recibido una enorme deuda como herencia de estos doce años de régimen socialista sin que aún podamos avizorar aquella prosperidad prometida incluso hasta nuestros días. Sin embargo, toda regla tiene su excepción y ninguna medida, por mala que fuese, podría afectar a todos por igual. La condición sine qua non de los verdaderos herederos de la Revolución Ciudadana es haberse convertido en individuos de fortuna en medio de la generalizada pobreza de los demás. Si bien quien lo hereda, no lo hurta, ninguno podría sustentar sus desbordantes patrones de vida con sus limitadísimos ingresos declarados al SRI.

Algunos de estos mutantes delincuentes de la fe pública y el erario nacional son ahora candidatos en las seccionales de marzo. Declaran ser defensores de la libertad, empresa privada y la apertura económica, pero sin duda alguna y poca vergüenza intentarán ir por más, mucho más. Cabe entonces a la sociedad aprender de sus errores y repudiar con su voto a los vástagos bastardos del peor atentado perpetrado contra la república.