26 abril, 2024

¡Cerrar y abrir puertas!

¿Qué mismo queremos celebrar el fin del año y el comienzo de otro? Lo único cierto que la vida me ha enseñado y lo expresa muy bien el poeta es que ¨si cierras la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará afuera¨(R. Tagore).

Este año 2016 cerraremos alguna o algunas puertas de nuestras experiencias, pero se abrirán otras. No debemos cerrar todas las puertas. Hemos tenido heridas, frustraciones, tanto a nivel personal, como a nivel local, nacional, regional y mundial. Ha sido un año violento, destructor. Pero se han abierto otras puertas, la solidaridad de mucha gente ante el dolor humano, es cierto no llegamos a las estructuras ni centros de poder, estos no desean cambiar. Pero, por más que la capa de cemento de muchas carreteras o patios traseros sean gruesas, suele surgir un tallo frágil y verde que traspasa esa dureza, es el junquillo, es señal que la vida surge en medio de la muerte, que la esperanza es lo último que se pierde y que las experiencias negativas: envidias, mediocridades, falsedades, hipocresía, amores que terminan, que no se consolidan no aplastan lo mejor del ser humano y su naturaleza. Un sabio lo dijo con claridad si quieres lograr tu verdadera naturaleza, debes tener una Gran Fe, un Gran Valor, una gran Duda (Seung Sahn).

Fe, Valor y Dudas albergaron el corazón de María, José, los Pastores no solo en el momento de la concepción del Divino Niño, sino de su maduración como humano, y es lo humano que venía a salvar lo que demostró lo peor de su condición. Sin embargo, no se amedrentaron: ¨Cuando los dejaron los ángeles para irse al cielo, los pastores empezaron a decirse unos a otros: -ea vamos derechos a Belén a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor. Fueron a toda prisa y encontraron a María y José, y al niño recostado en un pesebre. Al verlo, les comunicaron las palabras que les habían dicho acerca del niño. Todos los que lo oyeron quedaron ADMIRADOS de lo que decían los pastores. María, por su parte, MEDITABA todo en su corazón. Los pastores se volvieron GLORIFICANDO Y ALABANDO a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal y como les habían dicho¨ (Lc 2: 16-20).

La gente sencilla que está abierta a la novedad de la vida, que sabe esperar a pesar de todo, que no se cree ni ¨sabia ni entendida¨ (Mt 11:25) sino que camina en la verdad codo a codo con los que luchan por salir adelante a pesar de la dureza de la realidad, nos enseñan, en este caso los pastores, que la ACTITUD FUNDAMENTAL para encontrar aquello que da sentido es la ADMIRACION. Esto tan sencillo fue fundamental después para el pensamiento griego, es el principio de búsqueda del por qué de las cosas, de encontrar la verdad. Un saber cerrar puertas, etapas y años por verse cumplida la promesa, la palabra dada. No toda puerta se debe cerrar, hay que cosas que madurar, procesar. María además de admirarse de tamaño acontecimiento, Dios en lo Humano y lo humano capaz de trascender, MEDITA, que es la actitud de ponderar y valorar la sorpresa de la vida, es un abrir puertas al proyecto de Dios, a los nuevos desafíos, a la esperanza forjada en la dura realidad.

Este admirarse y meditar, es un cerrar y abrir puertas, un cerrar año y un abrir año, es haber realizado sueños y comenzar nuevos proyectos, en este caso el Sueño de Dios, su Creación que desea salvar, cuando la hizo fue un capítulo concluido. La maldad y torpeza humana la estropean. Dios no cierra jamás las puertas de su corazón y de su misericordia, por ello, las abrió en el corazón meditativo de María, allí la esperanza humana abrió las puertas a la novedad el proyecto de Jesús hacernos hermanos mediante lo humano. La actitud permanente de quien sabe abrir y cerrar puertas es la misma de los pastores, ALABAR Y GLORIFICAR A DIOS, estamos hechos para la alegría y solo allí alabamos al Creador cunado valoramos la vida, la amistad, la sencillez y nos damos una nueva oportunidad. El éxito es seguro si seguimos el camino de los pastores y de María: Admirar, Meditar, Alabar. Tres actitudes para comenzar un nuevo año y dar gracias por el que termina.

Feliz, feliz 2017

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Homilía del Domingo de Ramos

 

Domingo de Ramos

 

1.     
Para entender los sentimientos de Jesús en este
día
recordemos que durante
tres años, Él ha llevado a cabo innumerables milagros con los que ha remediado
las carencias materiales de las gentes. Su popularidad es inmensa. Los líderes
religiosos lo odian, no por Sus extrañas ideas; no. El problema entre ellos y
Jesús no es ‘cerebral’, sino ‘visceral’: le tienen rabia porque Él les ha
desenmascarado ante el pueblo por sus indecencias y vilezas, y le envidian por
Su popularidad: la masa sigue y admira a Jesús. Por otra parte, en tiempos de
Jesús, Palestina está sometida al poder de Roma.[1] En el pueblo hay verdadera
sed de independencia económico-político-social. La multitud ve en Jesús al líder
capaz de liberar a Israel del imperialismo colonizador de Roma. Jesús entra en
Jerusalén y el populacho, muy ‘arribista’, lo aclama como al político que viene
y que, seguro, ganará las elecciones. A pesar de los vítores, Jesús se siente
completamente solo, porque sabe perfectamente bien que toda esa gente que le
aclama el Domingo de Ramos, que, además, se había beneficiado de sus milagros, ingratamente,
le dará la espalda, se volverá contra Él y pedirá a gritos su muerte el Viernes
Santo: Mientras estaba en Jerusalén por
las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que
hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no
necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque Él sabía lo que hay
dentro de cada hombre
.[2]

El maíz. La mazorca de maíz

La mazorca de maíz. ¿Qué une los granos al tallo? manteniéndolos firmes, unidos, formando múltiples hileras, de penetrantes colores, integrado como un ejército formado ante la exigencia de disciplina. Es fascinante observar […]

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