El gil es en nuestro medio el tipo a quien se lo considera un tonto, bobo o torpe que da en muchos casos muestra de ingenuidad y es utilizado por otros de acuerdo a sus conveniencias o intereses.
En la corrupción que se está destapando, los únicos que terminarán culpados y encarcelados serán los más giles. Los de menor importancia desde el punto de vista político; los que ocuparon u ocupan cargos en el gobierno o por ultimo aquellos que en su momento han servido de testaferros de los peces gordos de la revolución.
Mientras se distrae a la población con la corrupción en Petroecuador y la Comisión de Fiscalización de la Asamblea monta su sainete llamando a declarar al Fiscal, Contralor, Superintendente de Bancos, etc., la bola de los levantes de la década de revolución, está en los personajes que dirigen o dirigieron las diversas instituciones y múltiples ministerios que se crearon en este gobierno.
Por el momento se dice que se sigue el rastro de una cantidad insignificante de sobornos, cohechos, lavados de activos e enriquecimiento ilícito de un grupo de giles que, si bien han hecho fortunas con el dinero de los ecuatorianos, estos no son sino los tontos útiles que se están prestando para cubrir la retirada de los cabecillas y mentalizadores de la catástrofe.
La sospecha de que en los sectores estratégicos esta la bola del levante es una distracción y la píldora que quieren hacer tragar a los ecuatorianos que son considerados como una gran masa de giles; lo peor es que lo están consiguiendo.
La década ganada debe su nombre a que un grupillo ha adquirido dinero producto de la corrupción. La bola que se embolsicaron en las carreteras con sobreprecio, hospitales y su equipamiento, medicinas o insumos en muchos casos caducados, en la tan cacareada “modernización” del sistema judicial y penitenciario y, en los contratos adjudicados a dedo a compañías de parientes.
Todo está fríamente calculado. Los más peligrosos y que manejaron la mayor cantidad de dinero han sido remplazados o reciclados. El reciclaje tiene una gran ventaja en las revoluciones del siglo XXI, y es que el uno cubre la retirada del otro y así sucesivamente.
Algunos y algunas se candidatizan para asambleístas para tener desde las curules el escudo protector desde donde realizar la jugada que desaparezca el enriquecimiento ilícito y de refilón cubrir al resto de los secuaces.
La crisis de gabinete es otra forma de distracción para hacer que se esfumen y que caigan en el olvido algunos cromos difíciles del álbum.
Es de esperar que conforme avance la campaña los ecuatorianos puedan ir descubriendo la cruda realidad de la revolución y la estela que va dejando.
Por lo pronto la crisis económica es la mayor preocupación, no para gobierno que sigue generando leyes a pesar de los pocos meses que le faltan para terminar, perjudicando gravemente al próximo.
