27 abril, 2024

A Diana de Parsival

Hay seres que cuando se van nos dejan tristes para siempre. Estoy triste, estamos tristes con tu partida, querida Diana. Pero es una tristeza de colores, de azucares y de bambúes cantando su canción de verano mientras paren cien golondrinas en el estero donde florecen las orquídeas.

Te veo ahora convertida en marfil que adorna el altar de un buda regordete de color amarillo los pies y de rosada su mirada. Mirada redonda de luna antes de engendrar el sol y los soles. Te veo vía láctea asistiendo al nacimiento de las estrellas que iluminaran las nuevas tierras donde nacerán hijos perfectas que sólo sabrán de amor y deseo, de paz y bien, de sal y mertiolates dulces.

Oh Diana, tu nombre es el sonido del mantra favorito del gurú de la alegría. Cuéntame qué está pasando allá arriba donde ahora te encuentras, de qué han invitado a charlar a tu espíritu tan rico y bienoliente. Mujer de mar, ahora eres mar. Mujer de montaña, ahora eres cerro y loma y cañaveral de vírgenes pardas de corazones ruiseñores. Amiga mía, te doy una flor y te conviertes en flor. Te doy un puñado de hojas verdes y te conviertes en miles de verdes que caen del cielo para bendición de los terremotos. Estoy encendiendo palo santo y el humo oloroso inunda la casa, las casas del barrio, la manzana de todos los barrios; la gente canta al olor del palo santo y el palo santo trae tu recuerdo de mujer grande, sabrosa, generoso como una cascada de manzanas y lisas tiernas, también margaritas frescas y gardenias recién cortadas para ti. Te ofrezco agua para iniciar nuestra conversación sobre los mundos de al revés y al izquierdo y no se puede. Ahora toca extrañarte y adorarte en el recuerdo.

Nunca acabaste de resolver tus misterios. El misterio continua, no sé dónde estás y en qué te has convertido, imagino, digo, lo intuyo. Esta broma cruel de estar vivo y luego estar muerto. Si sólo estás muerta eres la muerta más hermosa del mundo o te has convertido en estrella que ilumina el abismo negro del norte del universo y que aún puede ser salvado. Diana nombre que sólo sabe vencer y fuiste vencida, en cuerpo, en el límite. Tu buena vida vibra entre nosotros. El amor nunca muere, la palabra amor te nombró y te convertiste en Amor.

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Por: Gloria Arteaga Calderón

Si mi caída con la enfermedad fue dura, tengo que decirlo, ¡el levantarme me costó mucho más! Y el empezar a darle cara a la vida, a esta vida que me había aferrado con toda la fuerza, luchando cada vez más para tratar de recuperarme de los efectos del cáncer.

Toda esta fortaleza que empezaba a sentir, la verdad no recordaba de donde provenía, pero siempre tenemos algo en nuestro interior que nos habla y nos dice cosas, unos lo llaman intuición yo lo llamo Dios. Cuando lo buscamos él está siempre dentro de nosotros.

Cuando todo esto pensaba se vinieron los recuerdos cual caballos desbocados y se llenó mi mente de una claridad asombrosa, recordé que durante muchos años me dediqué al estudio de la metafísica aplicada. Ésta me enseñó a reconocer mi interior y encontrar la paz y la tranquilidad, pero por sobre todas las cosas encontré a mi Cristo interior.

Esto me hacía sentir que mi espíritu lo podía elevar más alto que las montañas, y podía sentir la presencia de esa energía universal que me llenaba de amor y felicidad.

1 comentario

  1. DEBIÓ HABER SIDO UN EXCELENTE SER HUMANO COMO UNO DE LOS POCAS QUE A PARIDO EL MUNDO, NO LO HE CONOCIDO PERO POR LOS DETALLES DESCRITOS, SON PERSONAS QUE DEJAN HUELLAS PROFUNDAS Y MARCAN NUESTRAS VIDAS, ME UNO A SU SENTIMIENTO DEBELADO.

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