7 diciembre, 2024

Una Frase de 1950, que hoy tiene plena actualidad

El 2 de febrero de 1905 nació en San Petersburgo la filósofa y escritora estadounidense (nacida rusa) Alissa Zinovievna, más conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de Ayn Rand, y fallecida en marzo de 1982 en New York.
Nunca más oportunas las palabras de la autora:

«Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra tí; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada.»
 

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El viaje a Quito era la tercera de tres opciones. Por motivos varios a los que he de llamar fortuna, fue la opción elegida y, la decisión acertada. Mi esposo y yo viajamos a Quito el viernes en la noche para aprovechar el sábado y, de alguna manera, encontrar una buena localidad para el concierto “Dos Pájaros de un Tiro”, que tendría lugar el mismo sábado a partir de las 8 de la noche en el coliseo Rumiñahui.

Para nosotros improvisado concierto, para los quiteños, muy planificado. Por temprano que llegamos a las boleterías del coliseo, ni ahí ni los revendedores tenían nada mejor que ¡general! Que más daba. Era ir o no ir. Así que compramos los boletos con la esperanza de lograr algo mejor por la noche…Luego de comprar las entradas decidimos ir a caminar por el Centro Histórico. Paseo que ya hemos hecho por múltiples ocasiones. Pero bueno, había expectativas nuevas. Sobre todo ir por Carondelet a “ver que tal las cosas con el Presidente”. Lo novedoso talvez fue la música, que en otros tiempos no se escuchaba por el lugar, como las canciones del desaparecido canta autor chileno: Víctor Jara. Conversando y caminando por las centenarias calles llegamos a la Catedral Metropolitana, donde tuvimos el primer gran encuentro del día: Sucre. Esperaba majestuoso en el féretro que guarda sus restos. Tal como hubo de ser mientras vivía, callado, digno, admirable. Ahí, en pie, estábamos los dos, ante el magnánimo hombre que amó a nuestra Patria como suya…

Letrina

Los invito a marcar a continuación de este párrafo cada letra mayúscula. Al final formarán un vocablo que define todo lo que aquí describiré. Con alevosía inaudita, una maraña de bribones saqueó […]

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