9 diciembre, 2024

Brasil, ¿Gigante con mal de Parkinson?

El mal de Parkinson  y el  mal  de  Alzheimer  son dos graves enfermedades  que, al momento, están tomando la delantera, casi en todos los países,   en la competencia  de las dolencias mentales. ¿Es, quizás, parte de la globalización mundial de los mercados?. Aunque al primero  le están encontrando formas de combatirlo, e incluso  controlarlo,  el segundo sigue en el casillero  de lo que no tiene remedio y que, además, es terminal…  Como que en Latinoamérica  estas patologías están tomando cuerpo o, quien sabe, encubiertas antes hoy  están a la vista… Hay que tener presente  que la actual tecnología electrónica comunicacional  es  una especie de magia, que pone al descubierto  los secretos mejor guardados… Y aquí aparece Brasil. A  través ya no de una simple  radiografía. Ahora, con tecnología de punta, mediante  una tomografía de imagen escaneada, con lo que se logra ver, según explican los imaginólogos,  un poco irónicos, hasta los malos pensamientos…

Un gigante con mal de Parkinson es algo terrible. Y Brasil, a mi entender, expresa y muestra, muy a las claras sus síntomas determinantes.  Quiere caminar y como que  sufre inhibición luego de algunos pasos. Mira hacia la izquierda  y  sin atinar confunde  la ideología del Partido de los Trabajadores  con el populismo chavista de Venezuela  y hasta  cree,  que con  los integrantes del socialismo del siglo XXI, sin advertir en estos la nueva derecha,  puede organizar un posicionismo de poder  en la región. Y entre este ir  adelante  y volver para atrás, perdido del cerebro ideológico que debía guiarlo,  está enredado  entre el Alba y Unasur, dos  ficciones de antemano divisionistas  de la verdadera unidad latinoamericana. Sin réditos de beneficio alguno. ¿Qué podía esperar  Brasil de  seudo líderes ineptos, incapaces  de  incentivar el desarrollo  de sus países, pero sí  usar  la mentira publicitaria, la persecución y la censura dictatorial, el exabrupto  demagógico, y un  gasto burócrata oneroso?

Brasil, con llegada tardía a las luces de la vida republicana, después de  casi 70 años  de su independencia de Portugal  y  su falsa gestión imperial, no era, todavía,  un camino expedito para la democracia. Sólo  una inmensa geografía, con una población  en crecimiento continuo  y grupo de facinerosos y aventureros destruyendo la amazonía, con  genocidio de sus etnias  nativas originarias  en interés de sus bolsillos… La lógica del poder  apuntó a  sangrientas dictaduras  que   aparecieron  para quedarse, entre uno y otro intervalo, unos 30 años más. Al  rehabilitarse   la república en un contexto de democracia, la primera obtenida por elecciones  significó también  la primera en caer por corrupción. ¿Es que el abanico de corrupciones, que venteó  tan fuerte a Fernando Collor de Mello (1990/92)  hasta tumbarlo,  sigue  aun 25 años después  con idénticas o más fuertes pretensiones? Todo hace pensar  que hoy, 2015, la corrupción es un evento de especialización, de alta tecnificación que,  prácticamente está institucionalizada  y que exige, en beneficio, cantidades ingentes de dinero, tal cual corresponde a Brasil  en su  gigantismo.

Dilma  Rousseff,  ahora presidente de Brasil quiere  ser exculpada  del tráfico y lavado de millones y millones de dólares  ocurrido en Petrobras, cuando, en tiempos de Lula da Silva, el anterior presidente, tenía el desempeño de Presidente de su Consejo de Administración. ¿O es que como  funcionaria de tan alto cargo, y luego  Ministro de Energía y Minas y después  Jefe de Gabinete, ni siquiera afinó el oído sobre robos, desvíos monetarios, tráfico de influencias, sobornos, contratos arreglados  de sus funcionarios más allegados, y advertidos algunos periodísticamente? ¿Tampoco sabe que  hasta el propio tesorero de su Partido de los Trabajadores  recogía los millones, que luego  repartía convenientemente,  entre sus confidentes y  campañas electorales, que la favorecieron  para encaramarse al poder? ¿No se acuerda o no quiere acordarse? ¿Y las manifestaciones, con los gritos estridentes de “¡Dilma Fuera…!  ¡Dilma Fuera! “,  antes por los atracos  de los estadios para el mundial de fútbol del 2014, con penosa y deslucida presencia del equipo brasilero, y ahora por los nuevos atracos en Petrobras  y los ministerios? El pueblo insiste, en las calles, con su renuncia y su enjuiciamiento!

Mientras el  gigante de América del Sur, medio obnubilado por ser declarado  la sexta potencia mundial,   se tambalea  con su mal de Parkinson, que no le permite dar con bola,   con una inflación que sube en más del 7%, una deuda  mayor  a 300 millones de dólares a los organismos internacionales, el crecimiento de su economía en receso o estacionada en cero, huelgas y movilizaciones continuas su presidente, Dilma Rousseff  no recuerda nada… ¿ES QUE HA PERDIDO LA MEMORIA? Al igual que sus conciudadanos del resto de América Latina  de repente  sufre  del mal de Alzheimer. Ella no se acuerda de la corrupción y los otros se olvidan de  los delincuentes que una vez han elegido y, de nuevo, los vuelven a elegir…

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1 comentario

  1. La deuda externa de Brasil es de 312,8 billones de dólares; un aumento de 6,28% respecto al año pasado. Es el país subdesarrollado más endeudado del mundo. Brasil nunca ha merecido ese 6o. lugar en la escala mundial que supuestamente se le atribuye. Seguramente pagaron una coima para encontrarse allí. Brasil es altamente burocrático, corrompido y enredado. Fabrican y venden copias malas de productos americanos y europeos. Pura basura. El chavismo cubano solo lo ha rematado, retrasado y pauperizado. El PT al igual que todos los chavistas de la región es embustero, corrupto; es gente vagabunda con hambre atrasada. El escándalo de la Petrobras es solo la punta del iceberg y sigue la lógica del perfecto idiota latinoamericano: robar, engañar y perpetuarse en la teta.

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