29 abril, 2024

Reorientar la vida (Segunda semana de adviento)

“El Buda Kamakura estuvo alojado en un templo hasta que, un día, una gran tormenta echó abajo dicho templo. Desde entonces, la enorme estatua estuvo durante años expuesta al sol, a la lluvia, a los vientos y a las inclemencias del tiempo. Cuando un sacerdote comenzó a recaudar fondos para reconstruir el templo, la estatua se le apareció en sueños y le dijo: Aquel templo era una cárcel, no un hogar. Déjame seguir expuesto a las inclemencias de la vida, que ese es mi lugar”. (Tonny de Mello sj, Oración de la Rana, 1988).

En estos cuatro domingos de advientos, vamos por el segundo, queremos reflexionar sobre el sentido de nuestros actos religiosos, sobre el sentido de nuestra vida que es la razón de ser de nuestros actos, sobre la actitud de fondo que impulsan nuestros deseos, anhelos que adquieren una forma en la oración, la devoción, la espiritualidad que se vive o se debe vivir en estos tiempos.

Muchos ¿todos? Los seres humanos buscamos felicidad, totalidad, salir de la incertidumbre, vivir la seguridad. La religión, ¿me ayuda? ¿me enseña el camino que yo debo emprender para vivir estos tiempos con fe, esperanza y amor? No me resuelve los problemas, pero me ayuda a enfrentarlos. No me garantiza el éxito, pero fortalece el camino. No me garantiza los medios, pero jamás me hace perder el horizonte. Lo importante es que me ayuda a superar, enfrentar, las inclemencias de la vida, no a refugiarme, esconderme o aislarme.

En todo caminar hay una rutina, lo cual puede ser un peligro, repetir lo mismo de lo mismo. O hay una novedad asombrosa. Paradoja que forma parte de nuestro ser. Ser que manifiesta tanto sus límites en el espacio y en el tiempo, como la infinitud y el misterio hacia el que somos llamados, si escuchamos la VOZ, LA PALABRA. Adviento es preparar el camino para la plenitud, es tiempo de aprender a sorprendernos de lo que podemos ser capaces, es tiempo de reorientar mi vida, no quedarme en una rutina y caminar hacia lo infinito. El que a nada aspira, a nada llega, el que aspira a todo, llega a Dios.

Adviento nos invita a abrirnos a lo profundo. No significa creer cualquier cosa, ser sensible a la parasicología, creer en los espíritus o buscar las energías ocultas del cosmos. La fe cristiana no va por ahí. El cristiano cree que el mundo entero recibe su existencia, su sentido y cumplimiento último de un Dios que es Amor. En el fondo para un cristiano creer es abrirse confiadamente al misterio de la vida, porque se sabe querido por Dios.

“PREPARAR EL CAMINO DEL SEÑOR, ALLANAR LOS SENDEROS”. Es la consigna de esta semana según Marcos 1: 1-8. Lo importante es “abrir caminos”, que es el significado de “allanar senderos”, para hacer una solo vía, una autopista de igualdad, fraternidad y libertad. ¿Podremos hacer algún gesto que manifieste una reorientación de nuestras vidas? ¿una búsqueda sincera de amor, verdad, de Dios?

PARA PENSAR

¿EN DÓNDE BUSCAR A DIOS?

En las inclemencias e incertidumbres de la vida es uno de sus mejores lugares.

¿PARA QUE SIRVE LA RELIGION?
Para ayudarme a “allanar caminos”. Señalar el horizonte, encontrar sentido a la vida.

¿CÓMO VIVIR EL ADVIENTO?
Abriéndome a la novedad, a la sorpresa, al misterio de la vida, sabiéndome querido por Dios.

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2 comentarios

  1. Que rica y abundante enseñanzas tiene la Palabra de Dios. Importante misióm para los maestros el dia de hoy
    Como dice la Biblia aprovechad bien el tiempo porque los tiiempos son malos.

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