11 noviembre, 2024

La mala práctica médica y el Código Orgánico Integral Penal

Bueno o malo, justo o injusto, el nuevo Código penal ya está listo para la aprobación final.

La decisión de si es bueno o malo, si es justo o injusto, en cada uno de sus acápites, depende bastante más de la perspectiva del que lo mira, que de la verdadera justicia.

No es sólo la intención. Si fuera por la intención, nadie sería culpable, a menos que sea un desalmado. No creo que nadie tenga como intención el matar a otro, al menos en los casos de mala práctica médica. El Médico ha sido llamado a salvar vidas. Es más, incluso en los casos de experticia, si no hay nadie en el momento, más preparado que fulano para dar una atención especializada o para realizar determinada operación, aunque no sea su especialidad, considero que ese Médico tiene la obligación de proceder y realizarla… y la ley DEBE protegerlo. En los casos en que hay alguien con más experticia para determinada labor, lógicamente es éste el que debe realizarlo.

Si un Médico no tiene la experiencia para realizar una determinada operación o procedimiento, debe abstenerse de hacerlo y si la realiza, debe asumir las consecuencias, en condiciones normales. Además, cada persona del equipo, tiene la obligación de revisar todos los pasos por los que se debe pasar para cada procedimiento u operación. Si se va a transfundir un paciente, debemos comprobar que se va a usar la sangre correcta.

El principal problema, si se respetan estas reglas elementales, no es el Código penal, sino la forma de aplicar la justicia. La justicia debe ser imparcial. La justicia no puede ni debe ser comprada ni vendida. La imagen de la justicia tiene la báscula, la espada … y los ojos completamente vendados. La justicia no es sólo para los que tienen el poder, sino para todos los ciudadanos, y para todos por igual. Desgraciadamente, cuando el poder, ya sea económico, dictatorial, gubernamental o, como ocurrió hace un tiempo, porque me da la regalada gana, eso no se llama justicia sino abuso de poder.

El temor que existe, es justamente éste. Si la justicia se va a practicar con el corazón (¡pobrecito!), por amistad, con lo que se puede sacar de por medio o ganar por debajo, y no con el cerebro, pensando en las verdaderas intenciones, en el conocimiento y en los riesgos reales y las verdaderas circunstancias, eso no se llama justicia.

Leer el Consentimiento informado que el MSP obliga a las Instituciones a hacer firmar, es una prueba de ello: En el literal H, dice: Comprendo que desde el momento en que yo desee, puedo anular este consentimiento. Me pregunto: ¿Para qué lo hago firmar? Si dijera: “Comprendo que en el momento en que yo desee, puedo anular este consentimiento y suspender desde ese momento el tratamiento y/o mi decisión de recibirlo.”, sería lógico. De otra manera, ¿Qué clase de justicia es?

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