5 mayo, 2024

Soleá del amor generoso

Siguiendo con las Soledades de Manuel Benítez Carrasco. Quiero presentar ahora, su
Soledad del amor generoso:

Soleá del amor generoso
Manuel Benítez Carrasco

Todo es cuestión de hidalguía,
tú me lo negaste todo,
yo te di cuanto tenía.

Ni un suspiro a mi cuidado
contestando a mi suspiro;
fuiste de duro zafiro
siendo de vidrio quebrado.
Ni un rosal viejo y gastado
merecí de tus antojos,
sólo me diste despojos
de tu zarzal y tu roca,
que me sangraron la boca
y me cegaron los ojos.

Ni una mirada siquiera,
ni una palabra sencilla,
ni siquiera la semilla
de una sonrisa ligera.
Cuando yo te daba entera
mi flor de luna y mi todo,
tú… pagabas a tu modo.
Y así, mientras mi hidalguía
te daba cuanto tenía,
tú me lo negabas todo.

¿Que te di yo? Casi nada,
mi beso recién comprado
y en la fragua del costado,
una hoguera desbocada.
Te di mi huerta cercada,
llena de rosas y lirios,
te di mi voz y los cirios
de mis noches en desvela
y un corazón sin cancela
roto de tantos martirios.
Te di mi risa y mi canto,
te di mi templo y mis ritos,
mi boca llena de gritos,

mis ojos llenos de llanto,
te di tanto, tanto, tanto
que darte más no podía
y cuando ya no tenía
nada en casa que pidieras,
yo para que no dijeras,
te di la casa vacía.
Pero, ¿para que decirte
cosas que no han de llegarte?
Caña frágil que se parte
no entiende de mi buen trigo.
Y ya ves, ni te maldigo.
¿Para qué? Desde aquel día
tu bajeza y mi hidalguía
se definen de este modo:
Tú, me lo negaste todo,
yo te di cuanto tenía.

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