23 abril, 2024

Instantes de locura…

Momentos de agitación y deseo
Instantes donde sé lo que va a suceder…
Antes de que llegues; ya has llegado.

Al rozarte comienza la pasión y el desenfreno
No tienes idea cómo me gusta estrujarte.
Me excitan tus formas y las incitaciones.

Hay encuentros donde arremeto con más fuerza tu erotismo,
Y ocasiones donde espero tus sonoros gemidos en mí oído…
Esta vez fue diferente.

Eras un incendio reclamando por más fuego.
Todo sucedía cuando profuso hurgaba tus olores…
Y desesperado succionaba tu brutal intimidad.

Mientras te libaba, tus espasmos engendraban contracciones.
Delirando en un placer tan impetuoso me sentí morir en tus entrañas…
Para acabar mojado de tu néctar y descubrir a la más amada de mí historia.

Abriendo tus orillas me incrustaba
Agarrando tus hechuras arañaba el desenfreno…
Mientras bajabas y subías exigiendo más satisfacciones.

Que excitante fue mirarte cuando mi dureza te irrumpía
Entraba, regresaba y volvía a regresar…
Tratando de saciar la insolente desesperación de tu salvaje instinto.

Fuiste un cataclismo rebosante de lascivia.
Devaneabas con jadeos, gemidos y gruñidos…
Que cuando culminabas… transpirabas, temblabas, tremolabas.

Luego vino la magia del después.
Los cansancios dieron paso a la ternura…
Para fraguarnos por un tiempo en un sin tiempo de magia y silencio.

Someterte fue maravilloso,
Una batalla conquistada entre mis límites y tus inhibiciones.

Artículos relacionados

Algunas canciones y una Canzonetta (1/2)

Para seguir con Buesa, quiero presentar ahora, algunos de sus poemas que presenta como canciones y una canzonetta.

Es de destacar el estilo metafórico del autor y su facilidad de versificación. ¿Su tema? ¡Siempre el amor!

Disfrutemos de estas poesías de José Ángel Buesa:

1 Canción Del Amor Prohibido

José Ángel Buesa

Solo tú y yo sabemos lo que ignora la gente
al cambiar un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvió,
ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente.

Solo tú y yo sabemos porque mi boca miente,
relatando la intriga de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío…
y aun nos arde en los labios algún beso reciente.

Solo tú y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacío,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.

Y así son dos orillas tu corazón y el mío,
porque, aunque las separa la corriente de un río,
por debajo del río se unen secretamente.

Arturo Borja

Arturo Borja fue otro poeta de la generación decapitada, de Ecuador. Nació en Quito en 1892, décimo tercer hijo del matrimonio de Luis Felipe Borja Pérez, por quien descendía directamente del Papa Alejandro VI, Rodrigo Borgia, por medio de su hijo Juan Borgia y Gandía, II Duque de Borgia, casado con María Enríquez Luna. Su madre fue Doña Carmen Amelia Pérez Chiriboga, prima hermana de su padre.

Un día sufrió una lesión en el ojo derecho, al hincarse con la pluma con la que escribía. En 1907 viajó en busca de tratamiento a París en compañía de su Tío Carlos Pérez Quiñones. En París aprovechó para estudiar literatura. En poco tiempo el contagio de los poetas simbolistas fue total. Baudelaire, Verlaine, Mallarmé, Samain, Rimbaud y otros, influyeron grandemente en su corta obra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×