27 abril, 2024

Vivir Heroicamente (II)

Nuestro Dilema

“En el mundo se puede encontrar personas que saben superarse, ser mejores
versiones de sí mismas. Gracias a haber encontrado un propósito por el cual vale
la pena vivir, una visión por la cual vale la pena luchar y valores que valen la pena
defender”. Este siglo necesita desesperadamente legiones de personas dispuestas a
dar el paso y a vivir por un gran propósito, personas que sepan cómo hacer elecciones
sabias y que puedan hacer que cada día sea importante”. (Chris Lowney, 2010: 14).
Son los consejos que da el autor de “Vivir Heroicamente” a los jóvenes y personas de
hoy. Y es lo que queremos compartir y formar en nuestros lectores.

La clave de la vida está en tener claridad en los fines: ¿para qué estoy en este mundo?
¿Cuál es el fin de mi vida? Pero para ello, debe saber negociar las estrategias, teniendo
distinción de los medios, creando las estrategias adecuadas para alcanzar el fin.
Muchos sucumben en la vida, porque invierten las prioridades, el medio lo hacen fin,
no saben el para qué, caminan por el mundo sin norte, perdiéndose en un mundo
complejo y de cambios rápidos y bruscos.

Los seres humanos modernos absorbemos más información y tomamos más decisiones
en un día promedio que la que nuestros antepasados tomaban en un mes. En
apariencia, nos adaptamos bien a este paso acelerado. Sin esfuerzo, hacemos la
transición del teléfono corriente al celular, al mensaje instantáneo y a lo que venga
después. Nadie siente el impulso genético de entrenar palomas mensajeras o de volver
a utilizar teléfonos de disco. Sin embargo, a menudo las cosas no son tan fáciles. Las
múltiples exigencias de la vida diaria que compiten entre sí nos hacen trizas.

Muchos trabajan largas horas para servir a sus familias, y como resultado de ello,
irónicamente, terminan pasando muy poco tiempo con ellas. Toman cantidad de
decisiones, pero cada vez se sienten más estresados a medida que lo hacen. Trabajan
con eficiencia, pero al volver a casa, suelen preguntarse si el trabajo que realizan
realmente importa.

Hay que tener claridad en cuatro factores decisivos en el que todos tenemos que
vivir y trabajar: la realidad del cambio, el choque de culturas, la escala cada vez
mayor de las cosas y la complejidad de la vida de hoy. Las personas exitosas, no solo
empresarios, sino políticos, administradores del hogar, entre otras, son aquellas que
saben manejar el cambio y la complejidad que comprenden la variedad de culturas que
es una riqueza, pero que se vive como choque, junto con la creciente escala de todo.
Esto se va a acelerar. Actuar hoy como si nada pudiera pasarnos no es la mejor actitud
ni estrategia para alcanzar el fin de nuestras vidas.

Destrucción creativa y crisis de identidad: El economista Joseph Schumpeter (1883-
1950) acuñó el término destrucción creativa para describir el desplazamiento
de tecnologías existentes por nuevas tecnologías. Los televisores, teléfonos,
automóviles son algunas de las incontables innovaciones que han generado negocios

y cambiado nuestro estilo de vida. Sin embargo, LA INNOVACIÓN a menudo lleva a la
conformación de nuevos negocios y empresas a expensas de otros. Por eso, habló de
destrucción en vez de evolución.

¿Qué inventos ha habido al final del siglo XIX y del XX? Haz una lista y pregúntate por
qué, cómo se dieron y en qué influyeron. Recordemos a Thomas Edison y su prototipo
de bombilla del año 1879, significó el apagón para los fabricantes de velas. Estos
sobreviven hoy en multiplicidad de formas y olores, sus fabricantes tuvieron tiempo de
decidir hacia dónde encaminaban sus esfuerzos a medida que el ocaso de su negocio
lentamente se desvanecía en la noche de la obsolescencia. Lo mismo le pasó a George
Eastman cuando patentó la primera cámara Kodak. ¿Qué le pasó a Kodak cuando
llegó la cámara digital? Tuvo que reinventarse, no simplemente adaptarse. Y esto
solo es posible si saben hacerse las preguntas fundamentales: ¿Quiénes somos? ¿Qué
estamos tratando de lograr?

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El diario

Hacer un diario espiritual es una de las principales
recomendaciones que recibe cualquier aspirante que desee
enriquecer su vida espiritual. Y es un punto que vale la pena
considerar en esta época en la cual lo material prevalece, aunque
lastimosamente, lo sabemos por experiencia, no perdura. Se
termina.

Por todos los lados y de todas las maneras posibles trabajamos,
luchamos arduamente por fortalecer nuestros recursos materiales.
El dinero y el poder, los bienes terrenales y hasta el conocimiento
sirven para aquello. Más y más. Un día se acaba. Y ese día, cuando
todo se acaba, lo material no sirvió para nada. La seguridad de estar
vivos solo la da la vida misma. Y después, cuando la vida se termina,
solo queda el espíritu. Pero ahí es a donde menos aportamos.

¿Para qué sirve un diario espiritual? Pues para muchas cosas, sobre
todo para darnos cuenta de que somos más que esta pasajera
envoltura. En él, debemos anotarlo todo, funciona, según dicen
los que recomiendan esto, como una especie de confesionario
privado, a donde debe anotarse absolutamente todo lo que
sentimos, pensamos, hacemos y dejamos de hacer. Lo que es
bueno y lo que no. Es como irnos descomponiendo día a día en las
partes de un rompecabezas, que somos nosotros mismos. Sacar un
balance. Tener las cuentas claras. Parece que es muy productivo,

Onírico

Corro,  con rapidez. No quiero que me atrape, me alcance, me someta, me vuelva inútil. No tiene sentido que me inutilice. Me vuelva un desvalido. Infructuoso, acabado, la tortura del fin. Trató […]

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