29 abril, 2024

¿Qué es la casa de la vida?

Es el Centro Pro Vida de Guayaquil

Nuestra misión es defender la vida en sus orígenes; hoy especialmente amenazada por el pavoroso fantasma del aborto.

Bajo el lema “La Vida nos ha Unido”, quienes formamos parte de este Apostolado católico hemos tomado la resolución de agotar todo recurso para que los seres humanos que están siendo llamado por Dios a sentarse junto a nosotros en el Banquete de la vida, logren el  puesto al que tiene derecho.

Para lograrlo, trabajamos al servicio de la  mujer embarazada y el niño por nacer.  Y dentro de este universo, acogemos preferentemente a la madre que vive un embarazo conflictivo y de alto riesgo: la soltera, y también la que tiene que afrontar su embarazo en medio de pobreza, soledad, inseguridad, enfermedad, vacío espiritual… La Casa de la Vida (CDV)  acoge a toda embarazada, cualquiera que sea su religión, clase social, económica o cultural, y cualquiera que sea el origen del embarazo, legítimo o no.

 

El valor de la vida

Y es que la vida es un bien tan fundamental y esencial, tan básico, que ninguno de los otros bienes pueden dársenos sin que se nos dé primero el don de la vida. La vida es el bien primordial. Es un bien tan elemental, tan básico, tan radical, que de la adquisición,  la posesión y el cuidado de la vida depende el goce y disfrute de absolutamente todos otros bienes, sin excepción. Hoy, que cínica y mentirosamente se les hace redactar a los niños sus derechos, se les niega el derecho a vivir.

Ningún bien podemos disfrutar sin el don de la vida. El mismo Dios no puede darnos ningún bien si primero no nos da la vida. El primer bien que Dios nos da con miras a darnos todos los demás bienes, es el bien de la vida. Pero, asimismo, si a un ser humano le negamos la vida, le estamos negando todo derecho y todo bien.

Por esto, ante todo, la CDV tiene como primer objetivo reconquistar, defender y difundir el valor de la vida humana. Pero la CDV es mucho más. – ¿Más? – ¡Por supuesto!

Más allá de la vida: llegamos a los orígenes mismos de la vida

La vida está naturalmente relacionada con la sexualidad. A la sexualidad humana, nosotros la llamamos ‘las sagradas fuentes de la vida’.  El Demonio, “homicida desde un principio”[1], como le llamó Jesús, se ha introducido en las ‘sagradas fuentes de la vida’ y está causando verdaderos estragos[2]: muchos abortos se realizan tras las irresponsables e inmorales actitudes ante la sexualidad que se dan hoy por doquier; sobre todo en la juventud.

En la Casa de la Vida pensamos, que en nuestro mundo hay tres espacios de profunda corrupción e inmoralidad: el poder, el dinero y el sexo. Confiando en la asistencia de Dios y amparados en la poderosa protección de Su Madre, bajo la advocación de María de la Buena Esperanza, nosotros nos hemos metido en el mundo de la sexualidad humana con el propósito, no sólo de asistir a la embarazada en conflicto, como ya hemos dicho antes, sino con el anhelo de llevar a cabo una eficaz labor preventiva en la juventud para evitar los desordenes de la lujuria y fomentar la castidad.  Por esto, en la CDV tenemos un segundo objetivo: Recuperar, salvaguardar y divulgar el verdadero sentido de la sexualidad humana.

 

Evangelizar el amor naciente

Mas, como esta meta jamás se podrá alcanzar sin una profunda evangelización del ‘amor naciente’ en la juventud, tiempo del amor, la CDV tiene también como finalidad rescatar, resguardar y dar a conocer la trascendencia del noviazgo como etapa previa a la celebración del matrimonio y  la constitución de la familia. 

Todo lo expuesto se sintetiza en nuestra meta esencial: Evangelizar los orígenes de la vida humana; lo cual conlleva: hacer del embarazo un proceso no sólo médico, sino también religioso; evangelizar el amor juvenil; y asistir a las víctimas culpables o no de mal uso de la sexualidad: los enfermos de sida

 


[1] Jn 8:44

[2] Se habla mucho, y con razón, contra el Holocausto Nazi, donde murieron 6 millones de seres humanos; pero hoy, son victimados 50 millones de niños, no una sola vez, sino cada año. Recomendamos vivamente los 3 Editoriales El Holocausto Silenciado, escritos por P. Alfonso Gálvez: http://www.alfonsogalvez.com/

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Rwanda es un país africano con una historia política de ocupación por parte de las potencias europeas. En 1916, los belgas impusieron una carnetización entre Hutus y Tutsis, lo que deriva en una mayor profundización del conflicto étnico hasta que el 7 de Abril de 1994 el presidente ruandés Juvenal Habyarina fue asesinado derribando su avión a punto de aterrizar en la capital, el atentado terrorista dio inició a una masacre devastadora para la humanidad: la mayoría hutu procedió a masacrar a los desarmados tutsis que refugiados en iglesias, en casas de amigos, en hogares de socorros o simplemente deambulando por las calles fueron atacados con machetes o un artefacto de muerte llamado maza, una especie de grueso madero con punta de clavos y asesinados dejando un reguero de cuerpos mutilados, descuartizados, sembrando sangre, dolor y sufrimiento en todo el territorio ruandés, se calcula que un promedio de diez mil personas fueron asesinadas a diario desde abril de 1994 hasta el 18 julio del mismo año en que se puso fin al genocidio.

En la tragedia de Rwanda esta expuesta la miserable condición humana: el odio racial, étnico, las desigualdades económicas, la débil muy débil convivencia y tolerancia humana. El genocidio mostró a amigos asesinando amigos, familiares matando familiares, jefes delatando a sus empleados, religiosos santificando la crueldad y la brutalidad. El hombre es un animal, es capaz de matar por gusto, placer, infringe dolor a sus victimas para sentirse superior y dominar a otros. Los asesinos hutus asistían a servicios religiosos antes de iniciar su cacería de muerte, atacaban principalmente iglesias, respetaban las imágenes de santos y vírgenes pero asesinaban con saña y perversidad a cuanto tutsi se encontrara escondido en el sitio. Hay documentos de vídeo en que se los ve cantando a Dios, pidiendo misericordia y luego destripar a sus victimas, no cabe duda: el hombre puede llegar a ser tan fanático como lucido, su mayor mal es la violencia que se puede provocar a si mismo y a los otros. El odio, la venganza, la enemistad lo pueden convertir en un ser brutal, cruel, salvaje que no se contiene ante la expresión de su maldad.

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