La evaluación generativa
Es el fin y el inicio del proceso relacional. En este enfoque no se evalúa para sancionar, sino para formar y adaptar. No es la excepción del proceso, es parte de el, la que genera renovación, de aquí la importancia que se le da en las empresas modernas que practican la autoevaluación, la evaluación de pares y el bechmarking de manera normal.
Sus propósitos se pueden clasificar en tres aspectos; orientación, crecimiento y motivación. La orientación se refiere no solo al negocio evaluado sino al rumbo del negocio o actividad. Una orientación oportuna evita seguir siendo lo que ya en el entorno no se es. Esto es producto del factor transparencia en las instituciones, cuya atención es propia del proceso relacional. Al crecimiento también se lo llama evaluación formativa porque convalida procesos y genera más calidad. Hoy más que en cualquier otra época la calidad de los procesos y de los resultados de una empresa es lo que posibilita la vigencia. Una organización que no se evalúa en forma generativa detiene su desarrollo o no descubre hacia donde está creciendo.
La motivación como factor de evaluación es quizás la que más se relaciona con el ser humano que habita en las organizaciones. Su propósito es acentuar el espíritu organizativo y procurar el mejor desempeño del trabajador como factor humano que refuerza y mejora el enfoque de Relaciones Humanas y que se propone darle sentido a lo que hoy se conoce como capital humano