La sucursal de la isla
Estamos en los tiempos en que el miedo nos cohíbe. Por mucho que digamos que no es verdad, la realidad es que hasta los que medran del poder tienen miedo de irse contra quién ejerce el poder.
El temor impuesto a base de la persecución y los castigos ejemplarizadores, ha logrado que cada individuo viva más preocupado por cuidar sus intereses, que de protestar por los derechos de los demás.
A nadie le conviene oponerse a los que mandan, por las serias consecuencias en que se vería sometido por exponer su libre pensamiento. Será peor todavía, si este pensamiento se opone al de los que tienen el poder.
La historia muestra que los pueblos sometidos a los tiranos, fueron divididos subyugados bajo la imposición del miedo. En la actualidad es imposible decir lo que se piensa. Es más; no existen medios por donde se lo pueda hacer, ya que la responsabilidad de la coautoría convierte a la prensa libre en una sumisa cómplice de los que ostentan el poder.