La catástrofe de estos últimos 14 años tiene un origen multidimensional, pero ciertamente sobre el sector privado recaen también responsabilidades por esta debacle. Uno de nuestros costumbrismos nacionales ha sido el apoyo empresarial al gobernante de turno con poca consideración hacia la pertinencia de las políticas emitidas desde el poder. Sin duda que la exposición al riesgo fue universal, pero la falta de gobiernos corporativos serios en muchos casos sirvió para que Carondelet neutralizara a los empresarios a través del SRI. Algunas Cámaras reclamaron y coadyuvaron en la presión emitida desde la opinión pública, pero faltó entrega individual y corporativa. ¿Será que la asimilación a la dictadura careció de recompensas?
Siempre ha sido necesario, y hoy más que nunca, que la empresa privada se haga sentir con los lineamientos que el país precisa. ¿Alguna duda sobre la imperante necesidad de crecimiento económico por su impacto directo en la creación de empleos? El mantenimiento del mismo nivel de impuestos y la reducción de exenciones tributarias tendrían un efecto neto en el aumento de tributos.
Probablemente no habrá una mejor oportunidad que esta para establecer gobiernos corporativos que impulsen una agenda de extrema incumbencia tanto interna, ejerciendo controles y mediciones de productividad, como externa, presionando al Gobierno por institucionalidad, cumplimiento del debido proceso en todos los ámbitos y la liberalización del mercado. ¡Compitamos desde la excelencia, con eficiencias, no con subsidios!
Antes de los 14 años catastróficos Ecuador era modelo de desarrollo cierto.
No has pensado que esos empresarios buscaban por exoneraciones tributarias, que nos les cobraran o persiguieras por sus evasiones y elusiones tributarias.
Muchas de las grandes fortunas que hay en Ecuador no son conseguidas 100% por trabajo honrado