9 mayo, 2024

La edad heroica

(Lectura para adultos)

Los mayores, frente a la juventud, sólo podemos exigirles lo  que hemos sembrado en ellos. EI ejemplo  personal es más aleccionador   que nuestros  libros y convence  más que  todo un sermón  por enjundioso que sea.

Hace 30  y más años  había coherencia entre lo  que se exigía a la juventud y lo que se les mostraba.  Hoy les pedimos esfuerzo, trabajo y estudio, pero a través  de los medios de comunicación  les enseñamos lo  contrario,  confundiéndolos y creándoles un ambiente propicio a la irresponsabilidad.

Tengamos  presente que la adolescencia es una edad difícil y la sociedad se la hace  más difícil  con su comportamiento absurdo.

¡Qué complicado  es ser adolescente! EI joven que quiere  superarse y la gran mayoría lo  desea-, tiene que nadar contra la corriente que organizamos los  adultos y que lo invita al placer y al facilismo. Por eso he dado por llamar heroica a esta edad.

Estas reflexiones trasladadas al plano  de la educación cobra aspectos trágicos. Los Programas y Reglamentos de Educación en lugar de estimular el  rendimiento  y la capacitación personal, colocan al alumno en la disyuntiva de realizar  un mínimo esfuerzo y exige metas fáciles y  accesibles para mentes rudimentarias. 

¿Qué puede esperar mañana el Ecuador de su juventud, si hoy sólo  le  ha pedido desarrollar un esfuerzo de inercia, un rendimiento mediocre apenas?.

EI asunto es más grave todavía, ya que el intelecto en formación no puede quedarse quieto ni satisfacerse con exiguas pedagogías. Su avidez de conocimiento lo impulsa a indagar en otros escaparates donde el sonido, la imagen y una sociedad de consumo deslumbra sus pupilas con fotos, escenas, y eventos de valores cuestionados.

Los padres de familia y las autoridades, debemos de concienciarnos de que la juventud, y por lo  tanto el futuro  de la Patria, se beneficiará  enormemente si mancomunadamente exigimos que las redes sociales y los medios de comunicación, principalmente  la televisión, no presenten como deseable el vicio, el placer ilícito, el despilfarro, la irresponsabilidad. Sino por el contrario, se les muestre la alegría y privilegios que reportan el estudio, la virtud, el orden, el ahorro y la planificación. 

Artículos relacionados

Los jóvenes y la violencia: ¿qué pasa con nuestros adolescentes?

Hablar de los jóvenes y adolescencia, suena muy genérico, como
meter a todos en un mismo saco sin distinción ni reconocimiento de las
verdaderas cualidades juveniles. Sería encasillarlos, despersonalizar
rostros y relaciones sanas y duraderas que solemos entablar con los
jóvenes concretos con quienes nos encontramos. Sin embargo, duele
ver, sentir el dolor de muchas familias, profesores, vecinos ante el
comportamiento de ciertos grupos juveniles, de ciertos jóvenes. El caso
Aurora – Denver, Colorado, en el estreno de Batman, la brutal violencia
del joven James Holmes de 24 años, es uno de los más llamativos.

Por ello, las presentes líneas solo quieren ser ocasión para meditar
soluciones ante los problemas juveniles y compartir posibilidades
invitando a que otros, en especial expertos, puedan dar una palabra de
aliento a los mismos adolescentes, como de esperanza a la sociedad que
anhela un futuro mejor.

Socialismo y sapada

Desde el punto de vista de lo ideal, el vivir en comunidad, sin ambiciones personales, compartiendo todo, sin apegos, tal como vivían los primeros cristianos, es el tipo de vida más maravilloso que existe. En el momento en que uno o unos pocos, quieren convertirse en el que manda en ese grupo y cree que por hacerlo tiene derecho a un centavo más de esto o de aquello, ese mismo lugar, se convierte en un infierno.

El socialismo o el comunismo, en teoría, son perfectos. La idea de que todo sea tenido en comunidad, es buena. Lo malo es el ser humano, sus defectos. La vanidad, la ambición, el orgullo, la soberbia, la avaricia, la envidia, las habladurías, la pereza y la viveza criolla, ese aprovecharse de la ingenuidad del otro para sacar ventaja. El ser humano es un ser complejo y no se contenta en general, con lo que tiene, quiere más, vive comparándose, buscando lo mejor, y en cierta forma, despreciando al que no está a su nivel. Dios permite enfermedades y defectos para fortalecer nuestra humildad y nosotros las consideramos castigos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×