26 abril, 2024

La verdadera causa de la derrota de Hillary

Suele ocurrir que la gente, en general,  tiene  ideas sobre determinados aspectos de la vida que funcionan como clichés. Así, por ejemplo, se ve a los chinos como si todos fueran expertos en artes marciales, a los mejicanos como muy machotes y machistas y a los estadounidenses como la quinta esencia de la democracia.  El cine y la televisión, en buena parte, han ayudado a  dar esa impresión.

Sin embargo, aunque en los EEIUU de Norteamérica  las instituciones existentes  y los mecanismos legales  trabajan bastante bien, también queda la impresión de que el juego democrático no es igual para todos, que hay barreras en el sistema, aparentemente mentales, atávicas en cierto modo, que impiden a algunos personajes alcanzar ciertas metas.

Si no, como explicar que en la historia de los EEUU, no haya llegado aún, una mujer a la magistratura más importante del país, mientras que Inglaterra ya ha tenido dos, una actualmente activa; Alemania también tenga la suya en plena faena política y que un país joven como Israel haya dado una autentica lideresa como lo fue Golda Meir. Y si miramos más cerca, ahí están los casos de la Argentina y de Brasil, países que también han tenido mujeres ejerciendo el cargo de  presidente, incluso con reelección.

Sobre  el triunfo de Donald  Trump en las recientes elecciones presidenciales se han dicho muchas cosas ; que si su candidatura  representa al nacionalismo más recalcitrante del pasado y eso hizo que millones de norteamericanos  identificados con él  le dieran su voto; que si él encarna al típico “wasp”, o  sea, al hombre de raza blanca, de origen anglosajón y religión protestante, la auténtica  mayoría sobre las minorías de votantes negra y latina; que si el jefe del FBI, James Comey,  quien es o fue republicano, le hizo una jugarreta a Hillary que al final, le hizo perder la ventaja de tres o cuatro puntos que llevaba, sin chance ya para recuperarse.  Y así pudiéramos  seguir.

No dudamos que haya  algo de cierto en cada una de esas argumentaciones y que todo eso, influyera en el triunfo de Trump; pero en todo caso, se trata de una influencia decisoria, no decisiva, pues si bien ayudó al votante a vencer los  prejuicios preexistentes,  la decisión definitiva ya había sido tomada  con anterioridad.

La verdadera causa de la derrota de Hillary Clinton, no estuvo en la intervención desafortunada del FBI; ni en el nacionalismo renaciente de los norteamericanos; ni en que los auténticos descendientes del Mayflower  votaron por Trump, esto último, por cierto, con un dejo racista que no tiene sentido tratándose los dos candidatos de personas de raza blanca, no católicas. La verdadera causa, se conoce ya desde hace unos ocho años atrás, cuando siendo la señora Hillary Clinton precandidata del Partido Demócrata, perdió las internas contra un desconocido que se llama Barak Obama.

Siendo el racismo uno de los principales problemas sociales y estructurales, como nación, que arrastra desde sus raíces el gran país del norte, la precandidatura de Obama por el partido demócrata se veía con una gran “hándicap” que la perjudicaba de antemano.  En aquel entonces, nadie pensaba que alguien de raza negra pudiera llegar a ser presidente de los EEUU, pero se equivocaban. Otro prejuicio más fuerte y más profundo, se hizo evidente en aquella elección  del Partido Demócrata. Había estado escondido por más de doscientos años; el del machismo. Y por eso los demócratas prefirieron a un hombre, aunque fuera de color, que a una mujer.

Por supuesto que si esto  ocurrió en unas primarias, con votantes de pensamiento más abierto, es decir, menos conservador que el de sus principales oponentes republicanos, que se podía esperar en una elección nacional para presidente donde estos últimos también eligen.  Incluso, hay que tener presente que su triunfo contra Bernie Sanders, un candidato antisistema como Trump, en las pasadas primarias, le costó mucho, no obstante los pronósticos de un triunfo holgado.

Ese machismo, explicaría igualmente por qué a la señora Clinton, se le acusa, por ejemplo,  de utilizar el apellido de su marido, mientras que a Bush nunca se le criticó por usar el de su padre y gobernó durante dos periodos; o porque, no obstante, todas las barrabasadas de Trump durante la campaña, éstas no lo perjudicaron mayormente, mientras que al uso de su correo privado para  asuntos de trabajo, se le dio tanta importancia. Hasta cuando se ventila el escabroso asunto de su marido con Mónica, se trata el asunto con mordacidad, y se le critica  su actitud, pareciendo casi que el problema no fue el affaire, sino élla.

Claro está, que al machismo pudiéramos agregarle otro ingrediente más, como causa de su derrota, la ignorancia del pueblo norteamericano; pero sobre esto, hablaremos en otra oportunidad.

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(c) por Ben Heine - Flickr

El resultado, que no podía ser otro, fue que la nobilísima actividad política fue siendo cada vez más subestimada y subvalorada y quedando cada vez más en manos de improvisados y de personas de menor preparación y hasta de personas de ninguna preparación más allá de algún título de bachiller, (en algunos casos logrado al apuro, entre gallos y media noche), y algún eventual título de alguna universidad local, cuya obtención, bien sabemos, no es nada difícil. A los ignorantes ciertamente, se les unieron pronto los inmorales y el círculo se fue cerrando cada vez más.

Si se quiere ahondar en esta análisis, podemos preguntarnos cuáles han sido los últimos líderes de proyección nacional que ha tenido o tiene el país, y veremos que han sido, a no dudarlo, Bucarám y Correa. El uno nacido en 1952 y el otro en 1963. En buen romance, a partir de la década de los años sesenta, ya no nacen líderes en este país. Y no cabe aceptar tampoco el pretexto de que los últimos líderes históricos de los partidos llamados tradicionales, (denominados “partidocracia” por los demoledores del viejo orden), eran demasiado “fuertes” e impidieron el surgimiento de nuevas figuras; no cabe aceptarlo, digo, porque basta revisar nuestra historia y encontrar infinidad de casos de líderes surgidos precisamente de la lucha, (¡ había voluntad de lucha ¡), entre jóvenes figuras, luego convertidos en líderes, contra viejos líderes de cuya fuerza nadie puede dudar.

2 comentarios

  1. Señor Mendez, me parece un gran acierto de su parte explicar de ese modo lo que pasó en la política americana. De todo lo manifestado, me quedo con lo último LA IGNORANCIA DE ESE PUEBLO. Esperemos el renacimiento del KKK, del protestantismo en contra del catolicismo, el odio a la raza de negra de un gran sector de americanos recalcitrantes, la expulsión de migrantes y la prohibición de ingresar a ese país, LA CONSTRUCCIÓN DE LA GRAN MURALLA, a lo mejor contratan a Chapo González para que les haga un túnel, y en fin, todo lo que el candidato ganador se le ocurra hacer, ah, desde luego porque tiene a su haber el Senado, el Congreso y la Corte Suprema, otro Dictador en América? Sigo pidiendo porque Dios ayude a ese país, y a nosotros.

  2. HACE POCOS DÍAS EN CNN ENTREVISTARON A UN ECONOMISTA REPUTADO DE APELLIDO BERNAL Y ENTRE LA COSAS QUE DIJO LE PREOCUPABAN DEL GOBIERNO DE TRUMP ES QUE ENTRE EN UNA GUERRA COMERCIAL CON CHINA Y QUE CHINA QUE ES EL PRINCIPAL TENEDOR DE PAPELES DE LA DEUDA NORTEAMERICANA LE RESPONDA PULVERIZANDO EL DÓLAR, LO QUE SEGÚN ÉL, SERÍA CATASTRÓFICO PARA LA ECONOMÍA DE LOS EE.UU. Y EL MUNDO.
    ES POSIBLE QUE ESO SE DÉ, PERO TRUMP NO LLEVÓ AL PAÍS A TENER ESA DEUDA, LO HICIERON DEMAGÓGICOS GOBIERNOS ANTERIORES Y TARDE O TEMPRANO CON TRUMP O SIN ÉL, PODRÍA SUCEDER.
    PERO LO QUE QUIERO DESTACAR ES QUE HASTA UN PROFESIONAL DE LA ECONOMÍA COMO EL SEÑOR BERNAL, EMITA COMENTARIOS INFLUENCIADO POR SUS SIMPATÍAS POLÍTICAS O INTERÉS PERSONAL.

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