26 abril, 2024

¿Una gran mujer o una mujer?

Preguntó el discípulo: ¿cómo podría ser un gran hombre? Respondió el maestro: ¿por qué quieres ser un gran hombre? Con ser un hombre ya tienes bastante. Tomo el término hombre de forma genérica, como condición humana, que designa al varón o a la mujer. Lo que está en juego es qué es ser hombre y mujer.

Vivimos la era de las diferencias. Lo que nos distingue nos marca, nos da prestigio, nos eleva… piensan algunos, así toman distancia de los demás y se creen mejor. En el mundo religioso hemos tenido una mala comprensión de lo que es ser santo, la entendemos parecido a lo que acabamos de decir de las diferencia, de lo que nos distingue. Por ello, el tema de la identidad es un problema para muchos, la viven buscando en las diferencias. Es imposible reconocer el uno, la unidad del todo, pues creemos que lo diferente es lo que nos hacer ser lo que somos, nos alejamos de los demás, no reconocemos la base común, peor al hermano o hermana.

En estos tiempos de adviento, nos encontramos con dos mujeres una mayor y una joven. Las dos campesinas marginales, sus esposos ausentes, son ellas las que toman la palabra y marcan la diferencia en la forma de entender y colaborar con lo ABSOLUTO, con lo definitivo, o sea con DIOS. Isabel salta de gozo y alegría al ver a su prima, su hijo Juan quien está en el vientre, vibra ante la presencia de María, baila ya desde el seno materno como una forma de alabar la grandeza del Señor. Pero qué grandeza si lo que se reconoce es una joven campesina, que solo viene a cuidar a una mujer más grande.

¿Qué tienen de grandes estas mujeres que la reconocemos como santas, como Virgen y que muchos, en el caso de María hasta exageramos en su veneración, ¨de María numquam satis (De María nunca es suficiente dicen algunos). Los textos son de una sencillez tremenda que revelan el profundo designio de lo humano y lo divino (Lc1). Isabel reconoce en María a la mujer que está en cinta y tiene la misión de cuidar al hijo de su vientre. Lo que tiene en su cuerpo es lo que da vida, una vez que decidió colaborar con el Dios de la vida. Su cuerpo es su manera de expresar su maternidad, su misión en el mundo, dar alegría y servir, cuidar a otros. Pero ante todo, manifestar su fe, cuida a su creatura y colabora con su vida para que otros tengan vida. Eso es tener fe.

María es bendita por manifestar lo esencial de una mujer, su verdadera feminidad, el cuidado por la vida, la belleza de creer. El ser que cuida, crea luego lo entrega al mundo, a la gente. Ella nos anticipa esta forma de creer, al ponerse en camino rápidamente para cuidar a su prima Isabel. Y en vez de quedarse hasta el final se retira antes, ya dio lo que tenía que dar, deja paso al protagonismo de la historia de cada cual. Lo suyo es dar sin esperar recompensa. Por eso nos enseña que el camino de la felicidad verdadera es el servicio, el poder sentirse útil y colaborar con alguien en una misión que la va descubriendo poco a poco. La salvación de Dios a los hombres se hace a través del ser hombre y mujer. La verdadera grandeza de lo humano está en el abajamiento, en pisar la realidad y hacerse cargo de ella. La única que habla en este texto del capítulo uno de Lucas es Isabel y el Narrador, ambos reconocen la grandeza de María en la belleza de la fe, bella por su sencillez, por su entrega y por la alegría y esperanza que genera, que los seres humanos se pueden transformar de otra forma no desde los títulos, el poder o privilegios sino desde lo que une a los seres humanos, en este caso a la mujer, su maternidad, su esperanza, su manera de creer, desde otra perspectiva, desde el reverso de la historia, las cosas cambian, los poderosos se humillan, los humildes son enaltecidos y Dios es glorificado. Otro mundo es posible, es real.

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1 comentario

  1. María es una mujer ejemplar por haber sido la madre del Hijo de Dios, JESUCRISTO, hombre y espíritu. Pero en este mundo actual con una SOCIEDAD, que es SUCIEDAD, queremos crear otros sexos que son los gays, travestis, transexuales, lesbianas, etc., y se quiere aplicar la LEY que se los garantice y legalice como tales, se respete sus hábitos, y que se obvie en la cédula de identidad el género, hombre o mujer. Que lamentable que nuestro país, religioso, respetuoso, acoja estos caprichos o ponencias como algo justo, legal. Creo que SODOMA Y GOMORRA está cerca y el Libro de Apocalipsis será la terminación. Dios al crear el mundo formó al HOMBRE y la MUJER, mi respeto para quienes piensan diferente.

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