25 abril, 2024

El oficio suicida

Estar vivos es la principal causa de muerte. Un día nacemos, y ese mismo especial y único día, nos asegura irremediable que, otro día vamos a morir.

Esto queda comprobado en la biografía de cualquier persona, al consultar por alguien que realizó obras destacadas mientras vivía, habrá dos fechas, la del día en que nació y la del día en que murió. ¿Qué quiero decir con esto?

Que la vida es tan solo una preparación para la muerte. Pero los seres humanos nos aferramos a ella, a la vida, como si se tratase de algo eterno, algo que siempre nos mantendrá en este mundo, algo que nunca pasará. La vida no es eterna, no se quedará para siempre y pasará de este mundo a otro mundo que nos puede resultar extraño, lejano o inalcanzable.

El alma es lo que nos da la vida; llena al espíritu y lo sostiene. La materia, el cuerpo tangible es una masa momentánea, a donde habita el alma, luego se desintegrará. ¿Porqué aferrarnos? ¿Porqué dejar que el miedo a perder el cuerpo físico, nos venza? Debemos fomentar una espiritualidad diaria que nos permita avanzar en el sendero de la vida hacia la muerte. Despojarnos de lo inútil, de la pesada mochila de deseos que nos echamos a la espalda. Dicen los que más saben, que hemos perdido el recuerdo. El recuerdo de que somos hijos de Dios, una creación suya. El recuerdo que de Él venimos y a Él tenemos que volver. Si ese camino de regreso se hace pesado y doloroso, depende mucho de nosotros. De lo que cada uno mete en la maleta o de lo que cada uno prefiere despojarse. Nunca es tarde para decidir andar ligeros. No es algo fácil, pero es posible.

“El oficio suicida” en realidad, es un término no mío, me lo envío una persona refiriéndose al oficio de escribir. Me decía, entre otras cosas, que él y yo compartíamos “el oficio suicida”; sin duda, es también escritor.

Escribir es algo entre fácil y complicado que genera una peculiar satisfacción, desentendida por algunos, ¡bastantes! No produce los frutos que anhelan los que escriben, no a corto plazo. No produce ganancias económicas, no es un oficio que “da para vivir”. Pero si Dios me concediera un deseo, con pedirle papel y lápiz, me bastaría.

Cada persona debería buscar dentro de sí. Iniciar el camino de introspección, ir hacia su alma. “Encontrarse a sí mismo” dicen por ahí. Encontrarse a sí mismo, es lograr saber quién soy, que quiero, a quien quiero y para que quiero todo lo que quiero. Por ejemplo, yo quiero papel y lápiz, porque me bastaría pasar escribiendo noche y día.

Un juego de palabras y del verbo querer que terminará en que solo quiero aquello que Tú deseas de mí.

Pero hay que pasar por el dolor, hay que conocer la oscuridad para valorar la luz que disipa las tinieblas. No comprende el cielo quien no ha experimentado la tierra. Y la tierra es áspera, rasguña la planta de los pies y si el camino es largo, puedes desangrarte.

No hay que perder la esperanza, ni detenerse en vanos enfrentamientos. No es pura mística, ni pura filosofía, ni pura espiritualidad. La vida es complicada porque el ser humano la complica. Escuché decir, que nuestro presente es solo un sueño letal. ¡Morir es vencer!

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  1. Me ha fascinado este artículo. Admiro mucho a Karyna y de ella cada día aprendo mucho más. Me alegra saber que una pequeña frase como fue esta del «oficio suicida» haya sido inspiración para tan bellas palabras. Un fuerte abrazo! Bendiciones.

  2. Karyna escribes muy bonito, enriqueces a las mujeres ecuatorianas con tus artículos sesudos y livianamente claros, que llegan a todos, cada vez que te leo me aportas algo nuevo y valioso. Qué gusto leerte y saber que amas lo que haces, mis felicitaciones van de un varón que admira a las mujeres inteligentes como tú, qué maravilla! No dejes de escribir nunca, que Dios bendiga tu mente brillante

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