26 abril, 2024

Los Magos, la Iglesia y la Eucaristía

Herodes, los sacerdotes,

los ancianos y los letrados,

cerca están y no buscan,

ni encuentran al que es su Dios.[1]

Herodes, yo tan cercano

Herodes, yo tan lejano.

Herodes, el rey pagano

Herodes, este cristiano…

 

Sabiendo las Profecías,

teniendo las Escrituras,

indicándoselo a los Magos

el camino del Portal;

no salen de su palacio;

lo que es costumbre no dejan,

ni de sí mismos se alejan

para ir hacia Belén…

 

Los Reyes Magos de Oriente:

los paganos, los lejanos,

los extraños a Israel;

pasando dificultades,

afrontando aventuras,

caminando de tan lejos,

vienen, se postran, adoran:

lo que traen se lo dan…

 

Herodes: los Cardenales,

los Nuncios y los Obispos,

los Curas y los Vicarios,

los Diáconos y los Lectores,

las Monjas y los Priores,

cristianas comprometidas,

cristianos de compromiso,

los que oyen la Misa diaria…

 

Los Centros de apostolado,

las Conferencias de obispos,

los Sínodos, las Asambleas,

los que dirigen las Curias,

y que exigen la catequesis

a todos los Catequistas;  

los Cantores y Organistas,

Ministros de Comunión…

 

 

Los que tenemos a Jesús

ahí cerca, en la Hostia Santa;

los que manejamos la Biblia,

los que poseemos Doctrina;

los sabios de biblioteca

e ignorantes de Sagrario;[2]

que a los otros damos dulzuras

y tenemos la boca amarga…[3]

 

Los que enjuician a este mundo,

y descubren la tiniebla

que cubre la negra noche

que envuelve toda la Tierra,

en esta Era cristiana,

ya sin Cristo y post cristiana,

y descubren las inmundicias

de éste mundo tan inmundo….[4]

 

Los que huyen de conflictos

a fuerza de ecumenismo,

y confunden el Bautismo

con el rito del Budismo

y comulgan Comuniones

con las otras religiones

y hablan a lo humano,

olvidando lo divino…

 

Los Magos con su aventura,

exclaman hoy a su modo

lo que ya Nietzsche, el ateo,

con burla y sorna decía:

“¡Más salvados tendrían que parecerme

Esos cristianos ‘salvados’

para que yo de veras creyera

en Cristo, su Salvador!”

 

¡Nosotros, entre tesoros

de Gracia y de Verdad,

de Belleza y Santidad,

tan distantes del Buen Dios!

Sobre todo: ¿Qué hemos hecho

del Pan de Amor y de Vida,

El Sacramento Mayor,

la humilde Eucaristía?

¡Sí…! A gritos te imploro sed,

que me estoy muriendo de agua.

Te pido migas de hambre,

que estoy harto de pan.

Herodes, yo tan cercano

Herodes, yo tan lejano.

Herodes, el rey pagano

Herodes, este cristiano…

 

¿Recibirte en la Hostia Santa

Sin hambre y sin sed, Señor?

¡Como sin sed beber agua

y sin hambre comer pan!

¿Recibirte sin anhelo,

como el Leproso Simón?[5]

¡Recibirte  y humillarte

es no recibirte, Señor!

 

¡Cuantas Comuniones hechas,

hechas sin hambre y sin sed

de vivir Tu misma Vida,

de trasformarme, Jesús!

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l;Cuantas Comuniones  mías,

Sufridas por ti, Señor,

Comuniones a lo Judas:

Sólo besos sin amor!

 

¿Es Sacrifico o Banquete?

¡Ambas cosas, Jesús!

Tú preparas el Banquete.

Yo preparo el Sacrifico.

Tú acudes siempre ardiente;

yo tan frío y sin amor…

Cada vez que te recibo,

te sacrificas, mi Dios

 

Tú dentro de mi pecho.

Yo fuera del tuyo, Amor;

Tú, ardiendo de ternura;

yo, helado el corazón.

Recibirte por rutina

por cumplido, sin amor.

¡Qué distante, qué lejano,

ante tu abrazo de Amor!

¿Nacer? ¡Naces a diario

en mi establo – corazón!

Yo, Herodes, sin embargo,

tan lejos de ti, mi Dios.

¡Sin dejarme mi palacio:

mi tan mundano interior!

¡Qué apegos! ¡Qué vergüenzas!

¡Qué disparate! ¡Jesús!

 

¡Pero hoy salgo de mi oasis

Como los Magos de ayer.

¡Anhelante, insatisfecho

dejo mi vida, mi Dios!

¡Hoy emprendo la aventura

de buscarte en mi interior

y entregarte oro, incienso

y la mirra de mi amor!

 

En la Escena de la Misa,

terminan hoy tus Tragedias,

mis parodias, mis comedias,

los teatros de mis besos:

Yo encarnaré siempre el hambre;

protagonizaré yo la sed,

y Tú y yo viviremos

el encuentro del Amor

 

¿Comulgar cual rey Herodes?

¿Yo tan lejos, Tú cercano?

¿Besarte cual nuevo Judas,

cometiendo una traición?

¿Ofrecerme Tú el Agua,

sin brindarte yo mi sed?

¿Poseer yo el Pan de Vida

Y hambre de amar no tener?

 

Cada vez que te reciba

en la Santa Comunión,

haga yo como los Magos,

mi Amado y Buen Jesús:

Habiéndolo dado todo

en un encuentro de Amor,

a mi vida de antes vuelva

“por otro camino” [6], Señor…

 

 

 


[1] Mt 2,1-12

 

[2] Mons. Manuel González, Siervo de Dios, Obispo de Málaga en 1923, escribió a sus sacerdotes: “¡Si conocieras la diferencia que hay entre los sabios de biblioteca y los sabios de Sagrario!”. Claro, sin despreciar el estudio…

[3] Un sacerdote nos dijo en un retiro de sacerdotes: “”A veces los curas nos parecemos a los vendedores de caramelos: repartimos bombones a todos y nosotros no nos llevamos uno a la boca”.

[4] Isaías 60,1-6: “Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz… Mira, las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve los pueblos”

[5] Ver Evangelio de S. Lucas: 7,39-47

[6] Mt 2,12

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El Mall de Dios

El viejo Akiba era sumamente pobre. Su casa teína una chimenea. Una noche tuvo un sueño: En un país muy lejano existía un castillo y el castillo tenía un puente, bajo el puente había un tesoro escon-dido; un tesoro tan fabuloso que si él lo poseyera resolvería todos los problemas de su vida. Apenas despertó, se puso en camino hacia ese desconocido país. Al cabo de unos días encontró el castillo con el puente de sus sueños. En un descuido del guardia, Akiba es metió bajo el puente y se puso a cavar, buscando su anhelado tesoro.

Estaba enfrascado en tu excavación y, de pronto, oyó un fuerte grito: – ¡Eh, tú, viejo! ¿qué haces allí, qué buscas? Akiba no tuvo más remedio que contarle al guardia su sueño. Cuando el guardia oyó el relato, echó una estridente carcajada, y dijo: ¡Qué ingenuo! ¿Tú crees en los sueños? Yo soy más realista que tú. Yo no creo en los sueños. Esta misma noche he soñado que en un lejano país hay un tal Akiba, que tiene una chimenea en su casa, bajo la cual hay escondido un tesoro. Y, aquí estoy en mi trabajo diario. Yo no vivo de sueños, sino de mi trabajo.

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3 comentarios

  1. Hola padre Paulino!!!me encuentro ahora lejos de mi pais, en el Oriente de nuestra Tierra, en la India!!!, hoy es 24, aqui va a comenzar atardecer y la noche Buena esta por llegar, la noche del Amor, la noche de la Esperanza, la noche de Natividad!!!, me ha conmovido leer su artículo, tan lejos de nuestra patria y tan cerca de Belen, espero llegar a Ecuador como los Reyes magos llegaron al encuentro del niño Dios y le deseo una Feliz Navidad a usted y toda la gente de ‘Desde mi Trinchera’, y que Dios nunca deje de amparar a nuestro país, un abrazo, Federico Bocca,

  2. ¡Excelente poema Padre Paulino me ha conmovido hasta el tuétano, se lo voy a dedicar a Lucía Caram y a Teresa Forcades si me permite!.

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