Matar a los viejos
Ciertos organismos del Gobierno Nacional tienen entre sus principales objetivos que las personas mayores salgan de los distintos sectores de la sociedad para que estos puestos sean ocupados por gente muy joven que no pase de los 30 años y que por lo tanto no tienen ninguna experiencia.
A esto se suma que deben de tener como requisito primordial ser incondicionales a las personas que los nombraron. Por lo tanto para crear un nuevo país y olvidarse de la historia del Ecuador necesitan matar a los viejos.
Recordemos que los romanos refiriéndose a la vejez señalan que esta no era una desventaja, ya que los ancianos tenían un papel importante dentro de la sociedad. La sabiduría de los mayores surgía de la experiencia, habiendo perdido “esa fiebre ambiciosa” que hace tan peligrosos a los jóvenes, motivo por el cual se les concedían peso a sus opiniones. Eran tratados con respeto, al saludarlos, al abordarlos, al cederles el paso, al ponerse de pie en su presencia, al consultarlos. El prestigio de los ancianos configuraba todo el poder del Senado, pues ellos eran por excelencia los senadores, el mismo nombre se deriva de la palabra “Senex”, es decir anciano. Estos antiguos magistrados velaban por su ciudad, y su papel era normalmente el de conciliadores.