26 abril, 2024

Clasificación merecida, pero agridulce

Hemos clasificado a nuestro cuarto mundial de fútbol gracias a la avezada apuesta que la FEF realizó por un renovado grupo de jóvenes, prácticamente desconocidos, como nunca antes en su historia futbolística. Lo que pudo haber sido con mucha expectativa la semilla del futuro, se convirtió con extrema satisfacción en cosecha presente. La Selección se venció a sí misma derrotando a temores propios y malos presagios, un par de técnicos arcaicos y poco profesionales, y los oscuros intereses de siempre del arbitraje y la dirigencia nacional e internacional. La lección aprendida debe ser asimilada más allá de nuestro ya arraigado “sí se puede” hasta convertirse en el grito eterno de la superación. ¿Podremos?

Si lo logrado regionalmente trascendiera a la política local tendríamos la perspectiva de que las cosas en el país estarían por mejorar sustancialmente a través de un proceso de amplio cambio generacional, sólidos criterios técnicos e institucionales, y una estricta observancia de los recursos nacionales. Sin embargo, al detenernos para objetivamente considerar esta posibilidad solo podríamos concluir que aquella radiante luz de progreso y porvenir manifestado por el deporte se mantiene fuera del vigente radar político y del próximo alcance de las grandes mayorías.

El día que nosotros como sociedad hayamos superado nuestras propias cobardías y vencido aquellas ancestrales debilidades que nos confrontan, habremos entonces emprendido el camino hacia una verdadera emancipación de todo lo que nos ata al subdesarrollo.

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Igualdad y discriminación

Todos los seres humanos somos dignos e iguales. La época abominable de los esclavos ya pasó y las discriminaciones por cualquier causa: sexo, raza, clase económica, preferencias, etc., son y deben ser parte del pasado. Hay ciertas diferencias que sí van a prevalecer y que van a marcar una diferencia, pero estas tienen que ver con la persona. Algunas son positivas y otras son negativas.

Entre las diferencias positivas están el afán de superación, el esfuerzo, la dedicación, la inteligencia y varias otras virtudes más que tienen que ver con la capacidad de la persona. El que más estudia, más aprende. El que más sabe, más lejos puede llegar. El que más se esfuerza, el que pone todo de sí, va a destacar más. Por esto insisto en que el mantener al pueblo acostumbrado a recibir bonos de pobreza y a mantenerse en un anonimato de miseria, es la manera de reducir un país a la falta de producción y a un atraso criminal en una época en que el desarrollo va creando nuevas formas de destacar y crecer.

4 comentarios

  1. Que bien Gonzalo, muy acertado tu articulo
    Pero la esperanza también juega
    Quien quita que nos toque un buen grupo y salgamos adelante en este concierto mundial

  2. Ecuador es u oais grande de corazon, la esperanza puesta en estos jovenes esta intacta, ellos son irreverentes ante gigantes del futbol, no tienen nada que perder y mucho por ganar, por eso hemos clasificado, aun perdiendo ya hemos ganado, felicitaciones al equipo y sigan asi, sin temor a nada y consiguiendo lo mejor para njestro pais que tanto lo necesita.

  3. Francamente el cambio que necesitamos y urgente, inicia en nosotros mismos . Los electores elegimos a los actuales. Mas también, los elegidos deberían mostrar algo de decencia. Ya tuvieron su oportunidad. Es hora de emprender el cambio mi querido Gonzalo!

  4. El deporte motiva alegrías y causa emociones y penas.
    El proyecto permanente de búsqueda de nuevos valores y el lograr integrarlos, es siempre incierto , pero luce que ha ocurrido.

    Buenas noticias..para ellos y el país, veamos como desempeñan su mejor esfuerzo. Desearle éxitos o aprendizaje, son las espectativas del Ecuador.. Buena suerte con el gran reto..

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