Al 11 de abril del 2021, fecha del último proceso electoral habÃa, a nivel nacional, registrado en el Consejo Nacional Electoral 7 partidos polÃticos y 262 movimientos, entre: nacionales, provinciales, cantonales y parroquiales, cantidad exorbitante para un paÃs que cuenta con 13,099.150 de electores. Esto nos impone preguntarnos ¿Por qué tantos y como se han registrado?
Un normal razonamiento nos conduce a la fuente: el Código de la Democracia que en su artÃculo 320 determina que los partidos polÃticos requieren el 1.5% de afiliados del total de registro electoral utilizado en la última elección pluripersonal, mismos que no deben pertenecer a otra organización polÃtica; y, el artÃculo 322 referente a los movimientos señala asà mismo que necesitan el 1.5% de ciudadanos adherentes de la circunscripción territorial para con su firma manifestar la aceptación de adherirse a uno en particular.
De las normas expuestas se colige que los ciudadanos pueden únicamente estar afiliado o ser adherente a un partido polÃtico o a un movimiento. Siendo esta la realidad y dada la multiplicidad de partidos y movimientos polÃticos nos encontramos frente a una situación inédita : Si en el Ecuador tenemos 7 partidos polÃticos y para inscribir a cada uno se requieren 1.5% de firmas significa entonces que un total de 1’365.000 ciudadanos firmaron como afiliados y/o patrocinadores; y, respecto de los movimientos igual ejercicio, siendo estos en total 262, y, si tomamos como promedio 80.000 firmas (provinciales, cantonales, parroquiales) significa que en su momento se requirieron un total de 20’960.000 ciudadanos firmantes y adherentes para el nacimiento de tales movimientos. En buen romance ello significó que en el paÃs tenemos 22’325.000 de ciudadanos que suscribieron las existencias de tales entes polÃticos, casi el doble de los votantes que consta en el padrón electoral.
Entonces, cabrÃa afirmar que el Consejo Nacional Electoral ha sido a través del tiempo el gran hacedor de la farsa polÃtica en nuestro paÃs, cuyos funcionarios actuantes en las distintas épocas han ofendido, con su conducta, la conciencia cÃvica de todo el Ecuador.
Siendo nuestro paÃs de una población en número de habitantes menor y con la real particularidad de su escaza cultura polÃtica, bien cabrÃa y serÃa saludable que únicamente existan dos o tres partidos nacionales y que estos trabajen intensamente en sembrar en sus cuadros dirigenciales y luego en la población en general las bases de los principios fundamentales que deben guiar el culto a una polÃtica noble y altruista, para aspirar como finalidad ciudadanos capacitados y respetuosos de las normas morales y cÃvica, cuyos atributos sean los que valore la sociedad y no el histrionismo de gente de farándula y deportistas en el malévolo propósito de ganar votos.
Cuando la población en su mayorÃa adquiera los suficientes conocimientos de los principios que deben guiar a la polÃtica, entonces tendremos ciudadanos forjados en principios y valores capaces para ocupar cualquiera de los distintos cuadros de la administración pública.
Soñemos con un nuevo Ecuador.