19 marzo, 2024

El extraño retorno de Rafael Correa

Una apreciación de los resultados del 7-F conlleva a enlucubrar que Correa hubiese ganado con un todavía mayor margen en primera vuelta. Constitucionalidades aparte, esto se deriva en que Arauz, incapaz por sí solo de generar aquel caudal de votos, no es mínimamente más popular que Correa, pero lo suple hasta materializar su expectante retorno al país. Sería difícil pensar que el pueblo aspiraría a ser gobernado por Arauz y careciera de algún interés en el retorno de su redentor.

El gran obstáculo de Correa, proscrito a perpetuidad de la vida política del país, sería justamente la endeble institucionalidad nacional que Arauz todavía no controlaría y que no le permitiría al prófugo desenvolverse a sus anchas sin antes pernoctar en la Cárcel 4. Arauz, más allá de lograr la asimilación o no de la AN*, necesitaría consolidar un extraordinario poder sobre los remanentes del marco legal y constitucional del país para que Correa pudiese obtener un fallo favorable después de acceder al imprescriptible recurso de revisión de su sentencia ante la CNJ**. Ese poder, sin embargo, no es amasable sin que Arauz se hubiese convertido en una figura por demás gravitante, destronando al propio Correa de aquel pedestal.

En el país ha pasado mucho y todo puede suceder, desde que el desconfiado Correa catapulte al inexperto Arauz hacia un poder transitorio de 4 años, que Rabascall pretenda desbancar al líder en una procesión constitucional, que Correa llegue de nuevo a Carondelet, o lo que es más probable y sensato, un interinazgo.

* Asamblea Nacional
**Corte Nacional de Justicia

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Yasuní vs. Subsidios

El Presidente ha preguntado, según lo entiendo, si los que estamos a favor de preservar la integridad del Yasuní estaríamos dispuestos a aceptar que se eliminen los subsidios. Debo responderle al presidente Rafael Correa que todo ser pensante aceptaría, de hecho pediría, que se quiten absolutamente todos los subsidios.

El país al año gasta unos 3800 millones de dólares en subsidiar combustibles. Con esa cifra en un año pagaríamos el total de ingresos que quería el Ecuador recibir del mundo.

Pero lanza una acertada pregunta: ¿Cuántos ecologistas pagaríamos ello? Una pregunta muy válida, por cierto; sin embargo, el Gobierno de cualquier país no puede caer en congraciarse con la gente, si no actuar inteligentemente para el beneficio de la gente.

Se pregunta: ¿La gente lloraría por el Yasuní o por lo caro del gas? Y el mismo se responde: Ahí quiero ver a la gente que dice estar comprometida, ahí quiero ver a Lasso llenando su F-150 con súper, pero súper caro. Hay el dicho: El que quiere Celeste, que le cueste.

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