29 abril, 2024

La violencia detrás del poder

“En la vida política los hombres comparten la vida salvaje, su principio es la fuerza.
En todas partes es la fuerza la que gobierna”,
Antoine de Saint Just

¿Podrá encontrarse, en algún momento, históricamente o no, detrás del poder algo que no sea la violencia? La violencia para subir al poder y, claro, para mantenerse en él. Pero también la violencia para ejecutar el poder… No hay nada tan ejemplar, tan a tono como las variadas formas de los gobiernos populistas. Es que el populismo responde a caudillismos oligárquicos que tienen expresión, aparentemente, a través de un líder. Sin embargo, lo que siempre está presente son intereses de grupos. Un tanto de aventura. Un tanto de pandilla. Y hasta de sicariato político. Es que ningún populismo sabe de principios. ¿ Acaso el poder por el poder los necesita?

La estructura básica de todo populismo está construida desde una “ideología” de la violencia. No hay otra opción. La expresión populista, conceptual y práctica, no es más que la extensión del instinto de la supervivencia primaria. El populismo juega a ganar, en cuanto a quedarse con el poder, errónea postura pero conveniente para sí, reconociendo su confrontación desde una confusa dualidad de luces contra tinieblas…”Quien no está conmigo está contra mi”. Fórmula desgastada en los entreveros de la historia, pero que apunta aun “seriamente” a ser tomada en cuenta, recordando los estragos de las represalias.

Es que, tal cual proclama todo populismo, que resalta muy cómodamente en los escritos de Primo de Rivera, allá por la tercera década del siglo XX, “debemos utilizar hasta el máximo la violencia con tal de obtener nuestro objetivo nacionalista, antipartido por excelencia…”. Además la violencia, por antisocial que sea, para quienes crean en la solidaridad y fraternidad humanas, alimenta para el populismo, la verdadera grandeza del hombre. Tal cual gritaba, una y otra vez Mussolini, “la guerra es el sumun de la violencia y la violencia es lo único que dignifica al hombre”. ¿Cómo podría ser de otra manera, si para el Duce en la apología de la fuerza está el fundamento de toda sociedad, que reclama para sí una operatividad práctica, sinónimo de “autocrática y omnipotente”? En el hacer populista la magia, casi religiosa, que transforma al “animal en hombre” es la violencia. Sinónimo del verdadero camino de la dignidad humana, apertura de una realidad heroica. El populismo ha sabido recoger, del proceso histórico de tantos miles de años, todas las formas de violencia que la supervivencia de las especies han exhibido de avatar en avatar…

¿Hay populismos de izquierda y de derecha?. O mejor será decir que el populismo se vale, según las circunstancias, de ambas situaciones políticas, para la cobertura temporal de su autoritarismo. Pues, al populismo no le interesa ninguna otra vestimenta por colorida y atrayente que sea, sino imponer, por jerarquía, las decisiones que alimenten, cada vez más, la violencia del poder. Poder para que avance el fuerte no

para salvar al débil. En la lucha por la supervivencia primaria, de instintos o social, de intereses, quien no presenta fortalezas en su andar es el que “debe morir”.

Ningún populismo cree ni está interesado por la democracia, ya que ésta limita, por definición, su mando impositivo de gestión política. ¿Qué populismo no habla, escandalosamente, de libertades y derechos, aunque día tras día los incumple? De hecho la democracia, al reconocer al pueblo como su único soberano, capaz de ordenar su gestión social directa o en representación o participativamente, niega al populismo como fuente válida de directriz de la sociedad con justicia y en libertad. ¿Cómo podrían entenderse las violencias del populismo con los derechos de la democracia?

Hace ya más de 2.000 años Ovidio, uno de los grandes poetas latinos, aclaró que “Hablar de la democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar de humanismo y negar a los hombres es una mentira”. ¿Es que el populismo, acaso en su diario convivir con la cosa pública, manejada a su antojo y en su beneficio, no resalta en persistente censura contra el pueblo, negando a las gentes su calidad humana al quitarles su voz? Para todo populismo, toda oposición es traición a la patria. Sin embargo, con mucha claridad y verdad, Juan Bautista Alberdi, desde Argentina, aclaró en cierta ocasión “Es de déspotas creer que ser opositor es ser traidor a la patria”. ¿Y el populismo? No es más que la antesala del terrorismo de Estado

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En casi cinco años de gobierno, que Rafael Correa los cumplirá el 15 de enero del 2.012, se habrá gastado unos mil millones de dólares en difundir la palabra “revolución”, y los llamados demócratas todavía no entienden que, cuando una revolución está en marcha, la juridicidad es como un simple traje de los tantos que se tiene en el armario. Los modistas que preparan el vestuario se hallan muy ocupados en esto. Corcho Dior ha hecho un excelente trabajo como valet y Alexis se ha dado abasto para diseñar el ajuar necesario y a la medida.

La Constitución de Montecristi fue el traje de boda con sus velos, adefesios y peinados que hacían ver a la novia con sus mejores encantos. La luna de miel ya dura cinco años y la revolución no termina de sacarse todavía la ropa íntima. Un striptease que todavía atrae a un sesenta por ciento de quienes siguen esperando el total de la lujuria. Para algunos la revolución, en su danza de los siete velos, demuestra un resultado ambiguo e incluso ya hay quienes dudan de su género. Los de izquierda la ven de derecha, los de la derecha la ven de izquierda porque no alcanzan a ver lo que hay en su pleno centro. Y es que eso de los travestis también cuenta en temas de género. Recién van a profundizarla, se dice, pero hasta el momento siguen los calentamientos previos y las promesas vivas bajo el ritmo de una democracia publicitaria. Me permito sospechar que el novio prefiere vivir en ese estado revolucionario permanente sin llegar a otra meta que la de gobernar por gobernarnos. La meta no es llegar a procrear una familia con instituciones vigorosas, sino gozar de la danza previa al calor de una melodía publicitaria que le permite mantener entretenida la lujuria de los votantes cautivos.

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5 comentarios

  1. ME HA GUSTADO ESTE ÚLTIMO PENSAMIENTO TUYO….» ¿ Y EL POPULISMO ?… NO ES MÁS QUE
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  3. Ya está desenmascarado, hay que hacerlo venir y que enfrente las consecuencias de toda su corrupción y hacer que pague su castigo. Prohibido olvidar, su peor boomerang. Debe devolver todo lo robado y escondido en Dubai o en cualquier otra parte del mundo y que no se salgan con la suya él y toda su mafia de narcotraficantes, lavadores del narcotráfico, secuestradores, violadores, sicarios y asesinos, ladrones y todo tipo de delincuentes que han usado para hacer sus fechorías. Basta ya, de seguir esperando que las cosas se den al ritmo que ellos dejaron marcado para tener todo el tiempo del mundo para escabullirse y eludir la justicia. Hay que perseguirlos, traerlos y enjuiciarlos, y no como políticos

    1. De acuerdo. Las formalidades para enjuiciar a un canalla como Correa, que buscó todas las alternativas para desgraciar al país, a estas horas de nuestra incipiente democracia, es casi abrirle los caminos para que huya del castigo. Debe ser traído y encarcelado de por vida. Es un delincuente común que pretende protegerse con todos los bloqueos políticos que él creó de llegar este momento. Ni perdón ni olvido!

  4. LA DEMOCRACIA TIENE UNA ENFERMEDAD GENÉTICA QUE PUEDE OCASIONAR SU MUERTE Y ES EL VOTO UNIVERSAL, MIENTRAS EL VOTO DEL IGNORANTE O DEL ANALFABETO SIGAN TENIENDO EL MISMO VALOR, LOS PAÍSES CON MENOR PORCENTAJE DE POBLACIÓN EDUCADA SERÁN VULNERABLES AL DISCURSO DE CUALQUIER DISCURSO DEMAGÓGICO.
    CHINA ES UN EJEMPLO DE QUE SE PUEDE PROGRESAR SIN DEMOCRACIA, PODRÍA DECIRSE QUE ES UNA «DICTADURA COMUNISTA DE DERECHA».

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