¡Mujer, ahí tienes a tu hijo! ¡Hijo, ahí tienes a tu madre!

¨Mujer, ahí tienes a tu hijo,¨ es una frase piadosa de nuestro antiguo cristianismo, que muchos fanatizan su significado sin atreverse a pensar el verdadero simbolismo que le da san Juan, eso nos hubiera ayudado a entender ¿quién es la mujer? ¿quién es el hijo?

Hoy si me encuentro con muchas adolescentes, hijas de migrantes, jóvenes en pobreza radical, marginadas de la sociedad del bienestar, conocimiento o información esa mujer tiene nombre y rostro concreto. Son las madres solteras que no tuvieron quién reconozca a sus hijos, o familiares depravados que abusaron de sus sobrinas o parientes. Es el rostro de la mujer que requiere reconfigurar su dignidad, que le ha tocado sola luchar por llevar el pan a sus hijos o darles alguna posibilidad de salir de la pobreza o mediocridad con algo de educación. Hay mujeres que no están encerradas en esas extremas pobreza, pero que corren con la misma suerte y hoy reorganizan sus vidas con nuevas parejas, y algunas con varios intentos, saben de quién es el hijo, pero no saben los hijos lo que significa relacionarse con un Papá.

Hay hombres que quieren ser mujeres y mujeres que quieren ser hombres y eso es un derecho, nos dicen, del misterio de la persona humana. Y lo es, lo respeto, pero me confunden qué es lo que hace a una mujer ser mujer y si parte de su ser mujer es la bella envoltura con la que nace, y allí hay una diferencia esencial de partes que hacen un todo, pues para nosotros creyentes el cuerpo , el alma y el espíritu es una unidad sicosomática indivisible que debemos desarrollar y llevar a su plenitud. Cuando un bebé nace en una probeta por cuestiones de experimentación, a quién le tiene que decir papá o mamá si fue hecho en un tubo y no en el encuentro de dos seres que al fusionarse se trascienden y engendran ellos mismos vida .

Hoy sigue no claro quién es la mujer y quién es el hijo que en la cruz se nos entregó a toda la humanidad y no a una secta, sino a una comunidad creyente que tiende a crecer, pues su propuesta es universal, La Iglesia es ante todo un comunidad, cuyos miembros deben testimoniar toda la oferta de humanidad que nos trajo su fundamento CRISTO JESUS.

No hay duda que una mujer ante todo es un misterio de ternura y son quienes por su naturaleza y corporalidad están aptas para acoger la vida y darla no solo a una familia, sino a la sociedad. Esa realidad es un símbolo universal en la figura de María, ella es la Nueva Eva que ofrece la plenitud de vida, en cuyo corazón tiene la sabiduría suficiente para meditar en los grandes desafíos de la vida. Cuando en Caná faltaba el vino, ella intercedió para dar alegría a la comunidad. No había llegado aún la hora de la verdadera manifestación del Señor, esta llegó en la Cruz cuando manifestó al mundo quién era y nos dejó a María como Madre, al pie de la cruz, como al pie de un parto, hay dolor y esperanza, son las mujeres que siendo madres nos transmiten esa vida, cuya alegría es imponderable al nacer.

Por eso, a ti Mujer y Madre, María, Nuestra Madre Dolorosa te damos gracias y te la daremos siempre por acoger la vida eterna en tu seno y darla a la Humanidad. Hoy sigues engendrando vida y dándonos esperanza cuando en la Cruz tu hijo Jesús te dio a la comunidad y a la humanidad.

El 20 de abril de 1906, María, la Madre Dolorosa engendró esperanza cuando posó su mirada de Mujer y Madre en unos jóvenes del colegio san Gabriel de Quito, eso nos ayudó a luchar por nuestros derechos, la libertad religiosa y la defensa de la educación católica de la juventud. Hoy nos toca a nosotros sus hijos dar fruto por ese privilegio de amor y engendrar esperanza forjando a la juventud en el modelo de Cristo Jesús. GRACIAS MARÍA. GRACIAS MUJER Y MADRE.