29 abril, 2024

Carta a usted – Carta sin fecha

Como lo comenté la semana pasada, las poesías de José Ángel Buesa al amor prohibido, pueden ser muy duras, pero no dejan de ser hermosas. Veamos ahora la “Carta a usted”, escrita a una mujer que fue amante y ahora está con otro, y la “Carta sin fecha”, al marido de una amante.

Carta a Usted
José Ángel Buesa

Señora, según dicen, ya usted tiene otro amante.
Lástima que la prisa nunca sea elegante.
Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa,
se resigne a ser viuda sin haber sido esposa
y me parece injusto discutirle el derecho
de compartir sus penas, sus goces… y su lecho.
Pero el amor, señora, cuando llega el olvido,
también tiene el derecho de un final distinguido.

Perdón si es que la hiere mi reproche. Perdón,
aunque sé que la herida no es en el corazón.
Y para perdonarme, piense si hay más despecho
en lo que yo le digo, que en lo que usted ha hecho.
Pues sepa que una dama, con la espalda desnuda,
sin luto, en una fiesta, puede ser una viuda,
pero no, como tantas, de un difunto señor,
sino para ella sola, viuda de un gran amor.

Y nuestro amor, ¿recuerda? Fue un amor diferente,
al menos al principio, ya no, naturalmente.
Usted era el crepúsculo a la orilla del mar
que según quien lo mire, será hermoso… o vulgar.
Usted era la flor, que según quien la corta,
es algo que no muere… O es algo que no importa.
O acaso, cierta noche de amor y de locura,
yo vivía un ensueño y usted… una aventura.

Usted juró cien veces ser para siempre mía.
Yo besaba sus labios, pero no lo creía.
Usted sabe, y perdóneme, que en ese juramento,
influye demasiado la dirección del viento.
Por eso no me extraña que ya tenga otro amante,
a quien quizás le jure lo mismo, en este instante,
y como usted, señora, ya aprendió a ser infiel,
a mí, así… de repente, me da pena por él.

Si, es cierto. Alguna noche su puerta estuvo abierta
y yo, en otra ventana, me olvidé de su puerta,
o una tarde de lluvia se iluminó mi vida
mirándome en los ojos de una desconocida,
y también es posible que mi amor indolente
desdeñara su vaso, bebiendo en la corriente.
Sin embargo, señora, yo, con sed o sin sed,
nunca pensaba en otra, si la besaba a usted.

Perdóneme de nuevo si le digo estas cosas,
Pero ni los rosales dan solamente rosas
y no digo estas cosas por usted, ni por mí,
sino por los amores que terminan así.
Pero vea señora, que diferencia había
entre usted, que lloraba y yo que sonreía,
pues nuestro amor concluye con finales diversos.
Usted, besando a otro. Yo, escribiendo estos versos.

Carta sin fecha
José Ángel Buesa

Amigo, sé que existes aunque ignoro tu nombre,
no lo he sabido nunca, ni lo quiero saber.
Pero te llamo amigo, para hablar de hombre a hombre
que es el único modo de hablar de una mujer.

Esa mujer es tuya, pero también es mía
y es un pecado, es cierto, si es pecado el amor,
porque el rosal marchito que ya no florecía,
no se siente culpable si le brota una flor.

Ahora es de noche y llueve, Yo te llamo mi amigo;
yo, que corté una rosa que era tuya, quizás;
y ella en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo
y tú que no lo sabes, no la despertarás.

Que importa lo que sueñe. Déjala así, dormida.
Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer.
Y ella irá de tu brazo para toda la vida,
y abrirá las ventanas en el atardecer.

¡Quédate tú con ella! Yo seguiré el camino.
Ya es tarde, tengo prisa y aún hay mucho que andar,
y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino,
ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar.

Y pasarán los años, favorables o adversos
y crecerán las rosas que crecen porque si,
y yo no sabré nunca si has leído estos versos
ni tú sabrás tampoco que los hice por ti.

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SIN CORAZON
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No hay comentarios

  1. Lindos versos, lindas estrofas, una rima pura y bien acoplada…;lo que genera un sentimiento como cuando se escucha un lindo bolero antillano, para sentir una emoción.

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