26 julio, 2024

¿Valió la Pena?

Acabo de concluir la lectura del Libro ¡Valió la Pena? escrito por mi amigo de siempre Dr. Henry
Raad Antón, que en 643 páginas, escribe la historia de su vida, con solo 71 años de existencia,
que parecen 100 de experiencia, por su gran capacidad para escribir y razonar tan maravillosos
años vividos, dedicados al trabajo y al desarrollo de su extraordinaria capacidad de escribir para
expresar sus ideas y pensamientos sin tapujos, ni cobardía. Con solo una gran ventaja a su favor, la
siempre compañía de una gran mujer, su esposa Patrizia Puccini

Cada página de las 643 que he leído, me despertaron siempre un inusitado interés por leer la
siguiente pagina, por su brillo de honestidad y sinceridad con el cual termina un relato para
iniciar otro, producto de su gran capacidad para manejar sus pensamientos y convertirlos en una
historia que provoca seguir leyendo, si cansancio, ni fatiga.

Dentro del relato histórico de su agitada vida, fundamentalmente, por sus varios contratiempos
de salud, que interrumpieron sus estudios y su trabajo, pero que jamás dejó por difícil que
parecieran sus tratamientos médicos.

En su relato, se destaca su pasión y amor por Francia, en donde fijo su principal interés para
realizar sus estudios superiores. En el desarrollo del tiempo de su vida, relata con claridad los
principales acontecimientos del desarrollo mundial y fundamentalmente de nuestro país y de
Guayaquil en especial, donde se instala en 1968, para colaborar en la empresa PYCCA, de su
tío carnal, Don José Antón, en donde permaneció por 42 años, entregando todo su esfuerzo y
capacidad para lograr el éxito y progreso que ha logrado alcanzar esta importante empresa
Guayaquileña, de conducción e ideas Libanesas. Se retira, no por cansancio, ni aburrimiento, si no
por discrepancias empresariales, naturales y lógicas, cuando los capullos crecen y las ambiciones
florecen. En definitiva por una obligada renuncia.

Insertar en su relato, pensamientos como el del alemán Schopenhauer, demuestran su
personalidad y decisión en sus actuaciones a lo largo de su vida, con interrupciones ocasionadas
por varios trastornos en su salud.

“No solo es la pasión la que a veces tiene un desenlace trágico. El amor satisfecho conduce
también a menudo a la desdicha que a la felicidad. Porque las exigencias del amor, en conflicto
con el bienestar personal del amante, son tan incompatibles con las otras circunstancias de
la vida y sus planes cerca de lo venidero, que minan todo el edificio de sus proyectos, de sus
esperanzas y de sus ensueños.”

“Al paso que la primera mitad de la vida no es más que una infatigable aspiración hacia la
felicidad, la segunda mitad, por el contrario, está dominada por un doloroso sentimiento de
temor. “

“La felicidad esta siempre en lo futuro o en el pasado, y en lo presente tal cual una nubecilla
oscura que el viento pasea sobre un llano alumbrado por el sol. Sentimos el dolor, pero no la
ausencia del dolor. La vida no se presenta en manera alguna como un regalo que debemos
disfrutar, si no como un deber, una tarea que tenemos que cumplir a fuerza de trabajo.”

En su inquieta existencia se involucró en la vida política de la ciudad y con un poco más de arrojo
y decisión, pudo llegar más arriba, pues tuvo todo lo necesario para lograrlo, pues la capacidad e
inteligencia le sobran.

Fue concejal de buena trayectoria, aportando ideas y ordenanzas que contribuyeron al éxito de
la administración Municipal, bajo el mando Social – Cristiano. Fue candidato la Presidencia de la
Junta Cívica de Guayaquil y mantuvo siempre su permanente preocupación por su éxito, en busca
de la superación y desarrollo autonómico de la ciudad

Felicitaciones Henry, comparto tu opinión “Valió la Pena” escribir tu historia, para conocerte mas
y conocer más aún hechos del País y del desarrollo tecnológico mundial que tu analizas con
oportunidad y acierto en el tiempo en que se produjeron.

Les dejas una hermosa herencia a tus hijos. Tu personalidad y tu limpia trayectoria.

“Guayaquil, por la Patria con autonomía.”

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Mujeres esto recién comienza

Nuevamente se acerca el día de la mujer. Hace un año escribí en esta columna sobre lo que el feminismo significaba para mí. Sobre lo que ser mujer implica hoy en mi país.

Durante este año han ocurrido algunas manifestaciones que hablan del feminismo en el siglo XXI. Malala, una luchadora por el derecho de las mujeres a recibir educación, con tan solo 16 años ganó el premio Nobel de la Paz. La actriz Lupita Nyongo, ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto por su rol en una película en la que la mujer es esclava y utilizada, dio un discurso sobre la belleza de la mujer negra que nos conmovió a todas las mujeres del mundo. La actriz Emma Watson, embajadora de buena voluntad de la ONU, dio un discurso sobre la campaña heforshe (el por ella) en el que invitó a hombres y mujeres a ser feministas. Esta última despertó una campaña en contra defendiendo los valores “religiosos”. Algunos todavía piensan que la mejor opción es atrincherarse, concentrarse en lo que nos diferencia, más que en lo que nos une.

Un corazón errante

En la calle veo algunas veces a un viejito caminar con una bolsa sobre la espalda y unos archivadores a la mano. Los años parecen haber encogido su cuerpo y ensanchado su espíritu. Luce el mismo pantalón oscuro y la misma camisa blanca todos los días, el cabello bien templado y la tez arrugada. En sus ojos cristalinos se reflejan los indicios de una sustancia acuosa que no se atreve a escapar; pareciera como si sus ojos estuvieran siempre llorando un llanto sin lágrimas. El viejito solitario camina por la tarde cuando arde el sol y camina aún por la noche con la luna de compañía.

Cada vez que lo veo brotan en el ambiente dos sentimientos muy humanos: compasión y ternura. Un día sentí curiosidad y le pregunté que cuál era su nombre. Jorge Luis, me dijo, y así inició nuestra amistad. Le dije que lo buscaría para tomarnos un café y conversar un rato. Al día siguiente fui a buscarlo en sus horas de trabajo. Se encontraba bajo un árbol saludando muy amablemente a los peatones y ofreciéndoles su producto. Me acerqué y lo llamé por su nombre. Que te llamen por tu nombre es para mí un gesto especial de reconocimiento. Parecía sorprendido y a la vez complacido. Él también me reconoció y sonreí por dentro. Lo invité a una cafetería que quedaba cerca. Nos sentamos en una mesa próxima a la ventana. Le pregunté que qué quería y me respondió automáticamente, como si lo hubiera anticipado ya en su mente: un pastel y un café americano.

No hay comentarios

  1. cuanta alegria me da ver llegar a este honorable caballero, a quien conozco solo de referencia por su vida publica y por ser uno de los colaboradores mas importantes y valerosos del Ing. Leon Febres Cordero y el P.S.C! Lo felicito por llegar a una edad intermedia con una vida publica limpia y que ha sido y es muy fructifera en lo civico, y tengo la seguridad que asi sera en lo personal y familiar! Por favor, honrrenos con su presencia 71 anos mas Henrry!

  2. No se si en Guayaquil existen asociaciones non profits, de ninguna tendencia ni politica ni religiosa donde se organicen charlas interactivas en las que participen estos seniors con tanto de compartir con los jovenes de nuestra ciudad. Serian charlas increibles donde estos jovenes podrian aprender tantas experiencias.

  3. el prestigio es como el honor,solo se pierde una vez.por eso vale mas no perderlo.cada hombre es arquitecto de su propio destino.saludos dr raad.sobrevivir es un triunfo verdaderamente grande.

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