26 abril, 2024

Meðugorje

Gracias a la gentileza de un fiel devoto de la Reina de la Paz, Alfonso Romero y su familia, estuvo de visita en Guayaquil Marija Pavlovic, una de las videntes de Meðugorje, en croata “Entre montañas”, pequeña parroquia de los Balcanes en lo que era Yugoeslavia y ahora es parte de Bosnia y Herzegovina.

La parroquia de Santiago de Mudjugorje incluye cuatro pueblitos, Medjugorje y Vijakovichi entre ellos, de aproximadamente 600 habitantes cada uno. Los Balcanes fueron evangelizados por San Francisco de Asís en su peregrinación a pie a tierra Santa, quien fue sembrando de Conventos la zona. Los croatas son muy católicos y devotos. Prueba de ello es que en 1934, decidieron hacer en la cima del cerro Krizevac, una gran cruz de cemento, colaborando todos los habitantes de la parroquia con trabajo y con lo que podían. No la terminaron porque es un pueblo muy pobre y pidieron ayuda al Papa Pío XII, quien al enterarse de esto, no sólo dio el dinero para terminar la Cruz, sino que ordenó que se saque un pedacito de la Cruz que Santa Elena rescató de Jerusalén y que está en la Iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma, para que sea empotrado en la base de esa Cruz.

En 1981, unos niños de la aldea de Vijakovichi estaban jugando y subiendo el cerro de Pobdrdo al lado de la aldea, cuando vieron a una Señora que los llamaba con señas. Era el día 24 de Junio, día de San Juan Bautista, los niños se asustaron y corrieron ladera abajo. Al día siguiente, seis de ellos armados con agua bendita, volvieron a subir y la Señora los llamó. Ellos le echaban agua bendita y la Señora se reía. Desde entonces la Virgen se les empezó a presentar y hasta ahora, más de treinta años después, la Virgen se les sigue presentando diariamente a tres de ellos. Marija, cada 25 envía el mensaje que la Virgen manda para todos.

Entre muchas otras cosas que la Virgen ha dado en Medjugorje, quiero destacar dos: La primera el Rosario. Los jóvenes (ahora adultos) rezan siempre el Rosario y al comienzo la Virgen les dijo que les iba a dar un rosario más corto (El Credo y 7 veces un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria), para que le puedan rezar todos los días. Es muy común que la Virgen, quien se les aparece diariamente aproximadamente a las 18:40 en verano y 17:40 en invierno, lo haga mientras están rezando este Rosario que lo rezan al final del Rosario original. Me parece una linda devoción para fomentar en nuestros niños el amor a la Virgen.

El segundo son las cinco piedras que nos dio para vencer al demonio. Estas piedras son: 1) Orar con fe y devoción. El Rosario es su oración preferida. 2) La lectura de la Biblia. 3) La comunión frecuente, de ser posible diaria. 4) la Confesión mensual, y 5) el Ayuno, de ser posible Miércoles y Viernes (cuando menos de abstenerse de algún deseo, o si es posible ayuno a pan y agua).

Cuando a Juan Pablo II se le preguntó su opinión sobre Meðugorje, contestó: Si no fuera el Papa, estaría allí. Fue maravilloso ver a un grupo de aproximadamente cinco mil personas rezando con Marija a la Virgen con fe, y la Virgen nos regaló su presencia y su bendición.

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Acaricio la campana y empiezo a escuchar el despertar de su silencio. El sonido son los latidos de su corazón. Su cantar pausado, continuo y rítmico sale de su boca abierta a la vida que da a conocer su presencia. La campana siempre es campana: avisa, enciende, revela, convoca, despierta, acompaña, abraza, suelta todo lo que se ha guardado, no deposita nada, da, entrega todo lo que es y no espera nada a cambio. Sólo ser campana, campana para cantar, campana para la vida.

La campana me anuncia que mientras la tengo en mis manos está conmigo, cuando la dejo en el rincón, duerme su vida olvidada. La campana es la cenicienta de los cuentos de hadas: duerme el sueño de vivir y vive la retumbar de estar despierta. Para despertar necesita ayuda, sola no puede despertarse, ¡pobre campana echada en un rincón o colocada en lo alto de la torre pendiente de la soga de quien se acuerde de tocarla! Sola en la esquina es el recuerdo de que puedo alcanzar pero puesta en manos es la alegría de ser campana y soltar maravillosamente sus dones, su vibrante cantar. Sonando es la alegría de ser campana, tirada en el piso es el olvidar que estamos vivos para ser fuego y tierra, bronce y circulo, agua y cebras corriendo sobre la selva virgen de los deseos.

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