La verdad es relativa. Depende del ángulo del que la queramos ver, pero la verdad, el hecho en sí, es uno solo.
Hay personas que creen que por repetir una mentira mil veces, ésta se convierte en verdad, lo cual puede ser cierto en las almas pusilánimes y aborregadas que se dejan influenciar por la repetición incesante de algo.
Como dice Rubén Darío en su poema “La calumnia”:
Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer,
puede también de ese modo
su fulgor oscurecer;
pero aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.