El presidente se dedica a anunciar los proyectos con los que sueña aunque sólo queden en ilusorios proyectos y primeras piedras sin posibilidades de financiamiento. También se esmera por visitar todos los países posibles y asistir a toda reunión para hacer a nivel internacional lo mismo que a nivel nacional, es decir hablar y hablar, sin parar su verborrea para llamar la atención aunque nuestro país se esté hundiendo en pedazos, donde ni la producción ni el número de empleos crecen, mientras que crece la delincuencia.
Luego del fracaso en su intento de presionar, como mendigo con escopeta, a los países desarrollados para que lo apoyen económicamente para mantener el petróleo bajo tierra pidió el apoyo de OPEP para la iniciativa Yasuní, pero la reacción fue que OPEP da su apoyo pero cada país debe tomar su decisión individualmente, lo que diplomáticamente significa una buena lavada de manos.