26 abril, 2024

Los excesos

El exceso figura entre las causas que mayor daño pueden producir a una sociedad. En efecto desatadas las pasiones, oscurecida la facultad de razonar, comenzarán a presentarse una serie de hechos que, poco a poco, irán estableciendo una sensación general de intranquilidad, prólogo a un caos en el que todos perdemos.

¿Cómo deben proceder los organismos públicos ante una sucesión de hechos contrarios a la ley? precisamente, apegándose a la ley y procurando que todos sus actos tengan una nitidez notable para que nadie dude de la honestidad con la que se procede. Es cierto que siempre existirán incrédulos, personas que, por su propia personalidad conflictiva, duden. Habrá también otros que duden por seguir la corriente, dándose el caso de lo que los psicólogos americanos llamaron el “efecto Jones”, es decir que yo afirmo algo porque las personas que se encuentran junto a mí, anteriormente lo dijeron, mas, eso no significara que yo creía lo que dije. Habrá otros conciudadanos que afirmen algo, no porque estén convencidos de lo que afirman, sino porque ello conviene a determinados intereses políticos. Volvemos a preguntarnos: ¿cómo debe de proceder el Gobierno, la Función Judicial y los Órganos de Control en el Ecuador? Pues, con honestidad, rectitud y apego a la ley. No se debe perder el camino.

Ahora bien, en la formación de la opinión pública, intervienen múltiples elementos, y todos ellos son responsables de la parte que le corresponde. Todos esos elementos están en la obligación moral de impedir excesos y procurar que el buen sentido prime, ante todo.

Valgan estas cortas reflexiones con relación a los famosos Habeas Corpus que se han otorgados y a ciertos jueces y los fiscales que no cumplen con su deber.

La Función Judicial, ahora más que nunca, debe realizar un acto de contrición y despojarse de todos aquellos servidores que no cumplen a cabalidad con su misión. Jueces y Fiscales honestos y despolitizados es lo que pide a gritos la conciencia nacional.

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La Lagartija

Seguro estoy que no me equivocaría si pretendo decir que prácticamente nuestro equipo Barcelona es como la cedula de ciudadanía de la mayoría de los ecuatorianos.

Tampoco creo equivocarme si manifiesto que esa noble y trascendental institución es un sentimiento fuerte, anidado en nuestros corazones, cuya alma guayaca ha traspasado linderos al interior de nuestra patria y ha logrado robarse, literalmente hablando, el amor de hombres, mujeres y niños, cholos, montubios, serranos, negros, blancos, mestizos, pobres y ricos de nuestra noble nación.

Hablar entonces de Barcelona, es como hablar de todo un país. Y así por el estilo, faltaría siempre tinta y papel para expresar lo grandioso de un equipo que nos hace vibrar desde nuestra médula.

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