23 abril, 2024

Lección no aprendida, causa jamás asimilada

“Nadie gasta el dinero de otra persona tan cuidadosamente como gasta el suyo”1. Si esta premisa fuese aceptada como cierta, algo por demás racional, la conclusión lógica a nivel macro se traduciría en que la eficiencia gubernamental se sostendría sobre la calidad (hacer más con menos) del gasto, mas no sobre la cantidad (recursos en demasía producen dispendio) del mismo. La convencional aplicación de este aforismo implicaría también ciertas limitaciones, tampoco no menos ciertas y en líneas generales, que los abultados presupuestos estatales de poco o nada han servido para remediar las penurias de la sociedad.

Si bien los socialistas son los más voraces manipuladores de los activos privados a través de sus políticas públicas, las evidencias apuntan a que todos los gobiernos, indistintamente de su raíz política, han actuado ceñidos a dicho totalitario argumento. Y lo han hecho, más que por falta de criterio, porque acabar con dicha práctica implicaría renunciar a las prebendas de un republicanismo mal entendido y erróneamente aplicado. El costumbrismo ha sido la manifestación del poder del Estado a través de sus autoridades y los fondos provenientes de los contribuyentes. El día en que los políticos entiendan que menos gobierno en la vida de la gente produce resultados más eficientes sobre sus demandas más apremiantes, entonces empezaremos a tener gobiernos más responsables y mejor sintonizados con la sociedad. Nunca estuvimos tan cerca, pero una vez más tan lejos de lo que buscábamos como aquello que debería ser.

1. Traducción literal de un extracto de una conferencia impartida por el economista estadounidense Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976.

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¡Y decían que no pasaba nada!

Lleno de rabia e impotencia, luego de leer las noticias de estas ultimas 72 horas, provenientes de Ciudad Alfaro y de Carondelet, he decidido hacer un breve análisis que así como millones de ecuatorianos, sin querer expresarlo, seguramente sienten en la actualidad esa misma sensación de amargo sabor, saben bien que ha sido una gran tomadura de pelo e insulto a nuestra inteligencia lo hecho por esa asamblea al querer legarnos una aberrante constitución.

Recuerdo que luego de las ultimas elecciones, en circunstancias que me encontraba conversando de política con uno de mis amigos, este me decía: “Ojala y Dios quiera que nuestro país en verdad cambie”…

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