28 marzo, 2024

Los excesos

El exceso figura entre las causas que mayor daño pueden producir a una sociedad. En efecto desatadas las pasiones, oscurecida la facultad de razonar, comenzarán a presentarse una serie de hechos que, poco a poco, irán estableciendo una sensación general de intranquilidad, prólogo a un caos en el que todos perdemos.

¿Cómo deben proceder los organismos públicos ante una sucesión de hechos contrarios a la ley? precisamente, apegándose a la ley y procurando que todos sus actos tengan una nitidez notable para que nadie dude de la honestidad con la que se procede. Es cierto que siempre existirán incrédulos, personas que, por su propia personalidad conflictiva, duden. Habrá también otros que duden por seguir la corriente, dándose el caso de lo que los psicólogos americanos llamaron el “efecto Jones”, es decir que yo afirmo algo porque las personas que se encuentran junto a mí, anteriormente lo dijeron, mas, eso no significara que yo creía lo que dije. Habrá otros conciudadanos que afirmen algo, no porque estén convencidos de lo que afirman, sino porque ello conviene a determinados intereses políticos. Volvemos a preguntarnos: ¿cómo debe de proceder el Gobierno, la Función Judicial y los Órganos de Control en el Ecuador? Pues, con honestidad, rectitud y apego a la ley. No se debe perder el camino.

Ahora bien, en la formación de la opinión pública, intervienen múltiples elementos, y todos ellos son responsables de la parte que le corresponde. Todos esos elementos están en la obligación moral de impedir excesos y procurar que el buen sentido prime, ante todo.

Valgan estas cortas reflexiones con relación a los famosos Habeas Corpus que se han otorgados y a ciertos jueces y los fiscales que no cumplen con su deber.

La Función Judicial, ahora más que nunca, debe realizar un acto de contrición y despojarse de todos aquellos servidores que no cumplen a cabalidad con su misión. Jueces y Fiscales honestos y despolitizados es lo que pide a gritos la conciencia nacional.

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Califico el tema como sencillo. No hay cabal conocimiento de lo que se hace. Por ejemplo, hay quienes tienen doble titulación, eso no garantiza ni una ni otra profesión. El ejercicio de las labores para las que capacito la universidad es lo que hace al profesional.

Conozco a distinguidos practicantes del oficio de periodista, que lo hacen mejor que muchos que tienen titulo, en ese caso ha funcionado la premisa de que el periodista no se hace sino que nace. Es cierto que es necesario darle un mínimo de formación académica a la persona para que aprenda la utilización de una serie de recursos técnicos y de los lineamientos que requiere la profesión, pero también es cierto que no son imprescindibles.

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