25 abril, 2024

La ley del malvado

Nuestro sistema de justicia está llegando a ser similar a lo que era la zozobra que se vivía en Chicago, en la segunda década del siglo pasado. Impera la ley del más fuerte. El pavor de los jueces a declarar culpables es simple: “Si hablas, te mato”, como al israelí, “secuestramos a tu hija”, “matamos a tu esposa”, “te mueres”, o cualquier otra amenaza válida, sirve para convencer al Juez más pintado de dejarme en libertad. Lógicamente, esta amenaza va seguida de la advertencia: “y si hablas, además, date por muerto”.

¡La situación es caótica! Estamos invadidos por una horda de delincuentes que no se detienen para nada, para los que mandar a matar, es como cambiarse de camisa.

¡Soy enemigo de la violencia!, pero estamos llegando a un extremo que parece que va a terminar con el mundo, como lo conocíamos. Es necesario que la justicia sea más fuerte que la delincuencia. De otra manera, desapareceremos como sociedad.

Lo malo, es que incluso la policía, también tiene miembros, que pertenecen a bandas delictivas. En resumen: “La ciudadanía, no tiene armas (con lo que estoy de acuerdo), pero los delincuentes y los mafiosos, ¡sí!, lo que nos pone en una gran desventaja.

No creo que se deba permitir que la policía mate a los asesinos que capturan “in fraganti”, pero sí creo que podemos estar de acuerdo en aplicar “la ley de fuga”, y abatirlo cuando huye.

Si no se limpia el país, en el que la narcoguerrilla, ya es quien manda, nos seguiremos hundiendo hasta desaparecer.

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La Prensa es la artillería de la Libertad

Desde su cómoda estancia en Bogotá, en calidad de Embajador de Ecuador en Colombia, Raúl Vallejo ha elaborado un análisis extenso utilizando 3.200 palabras que lo ha titulado “El poder de las empresas familiares”, publicado, por cierto, en El Telégrafo el 7 de agosto pasado. Voy a intentar algunas acotaciones porque amerita y, además, porque allí se me menciona.
El enunciado principal se sustenta en la siguiente premisa “La concentración de la propiedad de los medios en pequeños grupos unidos por lazos de sangre impide una real democratización de la comunicación” lo cual “concede al dueño un poder ilimitado pues permite a una persona o a una familia ejercer el poder político sin necesidad de participar en las elecciones toda vez que los gobernantes elegidos tienen que estar en concordancia con el pensamiento del dueño del medio para gobernar sin tanta oposición mediática”.

Cualquier tullido se cree trapecista

Cuando escuché esta frase rebotaron mis recuerdos que no dejaban de causarme una sonora carcajada. Del pasado porque recordé recorridos por zonas abandonadas de Esmeraldas donde solo existía la sabiduría popular, con negros viejos canosos que respondían con frases jocosas preñadas de filosofía pura.

Del presente inmediatamente recordé la noticia del momento en este circo político ecuatoriano en donde como notición un conocido periodista político motivado por sus deseos de vendetta anuncia ante la crema y nata de la sociedad, que inicia su carrera política. Como que si la amnesia colectiva nos evitara recordar que la inició con Durán Ballén para luego continuarla con Bucaram y con Palacio desde la tramoya, para intentar encaramarse en el carro del actual mandatario del cual lo bajaron y por la fuerza de la gravedad lanzado al pavimento. La experiencia con Gutiérrez no le dejó lección alguna. Él quería seguir surfeando la ola, y su intento actual lo hace pensar que el Ecuador es Montañita, Waimea o Máncora.

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