25 abril, 2024

IESS y corrupción

El gobierno correista tomó dineros del IESS hasta quebrarlo y el Gobierno actual propone que los afiliados participen en el debate sobre la forma de pagar los platos rotos de los errores, excesos y corrupciones del correismo, del que muchos del Gobierno actual formaron parte.

El tema de corrupción y su impunidad es el obstáculo más importante al objetivo gubernamental de incrementar las aportaciones y subir la edad de jubilación de los afiliados al IESS.

Todos los días aparecen nuevos casos de corrupción con nuevos escándalos y nuevos apresados, que conducen al sospechoso mayor, a aquel que era intocable, temido por muchos, pero vilipendiado ahora hasta por los mismos que lo temían y afirmaban, cuando el otrora dictador estaba en el poder, que no dudaban de su honestidad.

Estos dos temas, IESS y corrupción, son temas a los que constantemente me he referido en mis artículos, entrevistas y también en mis programas Desenlace Dominical y Desenlace Semanal, advirtiéndoles con anticipación, sobre todo cuando otros por miedo y/o por conveniencia callaban y hasta lisonjeaban al falso, mentiroso, manipulador, vendedor de fantasías, que ahora se esconde en un ático belga, y trata de desestabilizar al Gobierno actual, que ha declarado ser de transición y que se ha encargado de desprestigiar al ex-dictador hasta casi exterminarlo políticamente, dejándolo sin credibilidad y sin futuro.

Quieren que creamos que hay que subir la edad de jubilación porque la expectativa de vida de los ecuatorianos ha subido a 80 años para los hombres y 83 años para las mujeres, pero esa no es la razón. La verdadera razón es que se comieron los dineros del IESS, hasta quebrarlo, por eso se quiere incrementar las aportaciones de los afiliados y la edad de jubilación.

La única solución aceptable para los afiliados al IESS debe ser la devolución de los dineros que el gobierno correista tomó, con engaños, a cambio de bonos basura, bonos chatarra; dineros que fueron utilizados como inversión en proyectos gubernamentales fallidos, con sobreprecio y robo.

Nuestra atención debe centrarse en la función judicial y presionar a jueces y fiscales para que cumplan con su deber y no se burlen de los ciudadanos ecuatorianos permitiendo más impunidad. El pueblo exige que el crimen sea castigado y que el castigo llegue a la cabeza de la banda, que ha resultado, hasta ahora, tan escurridizo como un pez volador, pero que, estoy seguro, con paciencia y presión, llegaremos a ver el fin del caudillo que tanto daño le hizo a nuestro país, trastocando los valores ciudadanos, dejando a muchos ciudadanos indefensos, mientras unos pocos se enriquecieron en medio de una vorágine de corrupción e impunidad.

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De espionajes y de espías

El novelista inglés David Moore Cornwell (1931), más conocido por su pseudónimo “Jhon Le Carré”, especializado en novelas de suspenso y espionaje, en 1963 publicó la novela “El espía que surgió del frío”, ambientada en la década de los 60, se desarrolla en Inglaterra y Alemania, en plena época de la Guerra Fría. La crítica especializada la eligió como la mejor novela de espionaje de todos los tiempos; además, fue llevada al cine con gran éxito.

Le Carré, con la experiencia de haber servido por años al servicio de inteligencia británico, en su novela saca a la luz las turbias interioridades del espionaje internacional.

Traigo a colación esta novela porque ahora está en el “ojo de la tormenta” internacional un episodio de espionaje al mejor estilo de la Guerra Fría, en el que aparecen como protagonistas: el ex-agente de la CIA Edward Snowden y Julian Assange, asilado de privilegio en nuestra embajada en Londres; además, EE.UU., Rusia, China (que se desmontó oportunamente de este affaire) y, como no podía ser de otra manera, nuestro país.

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