26 abril, 2024

Con la misma piedra

Dice una canción del afamado cantante español Julio Iglesias: “Tropecé de nuevo y con la misma piedra, en cuestión de amores nunca aprenderé…”. Y es que Julio no lo pudo haber dicho mejor, pues hay gente que tropieza no una, sino varias veces con la misma piedra.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos, en las oficinas del Registro Civil del país se registraron 21.122 divorcios en el 2013, es decir la disolución jurídica definitiva del matrimonio, que confiere a las partes el derecho a contraer nuevas nupcias según disposiciones civiles.

Respecto al matrimonio, algunos optan por no ser reincidentes. Otros se aventuran más. De acuerdo con el estado civil anterior de los contrayentes, en segundas nupcias es interesante conocer que el mayor porcentaje de matrimonios es en el caso de los varones, pues los contrayentes con estado civil divorciado representan el 9,49 % frente a un 6,64 % de las mujeres, con lo que se podría afirmar que los hombres se casan dos veces.

Según estudios a nivel mundial, en segundas nupcias ellos se casan un 20 % más que ellas, y es que seguramente el “desamparo” impulsa a los hombres a reincidir en el matrimonio.

En este punto vale hacerse la pregunta de si las separadas se casan menos porque no quieren o porque no pueden. Sin temor a equivocarme diría que es por lo primero, pues según he escuchado por allí las que están solteras solo piensan en casarse y las casadas solo piensan en divorciarse. En una encuesta nacional de empleo, desempleo y subempleo, respecto a los ocupados y el estado civil, las divorciadas ocupan más plazas de trabajo que las casadas, ello sin contar con que la libertad es un derecho humano fundamental del hombre y que existen convenios internacionales que lo pregonan.

Cuando un entrevistador estadounidense le preguntó a Madonna si se volvería a casar, ella le respondió: “No, no tengo planes de matrimonio. Es más, mire, voy a ser sincera, antes preferiría que me atropellara un tren”. Algunas ecuatorianas seguro que no prefieren ser atropelladas por la Metrovía, pero sí eligen la libertad o soltería como una forma menos problemática de vida, y se obvian tropezar dos veces con la misma piedra.

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4 comentarios

  1. Como siempre, buen estilo, entretenido y enriquecedor artículo, solo por ud. y otro editorialista sigo esta página. Ya es cansado leer artículos quejosos y dramatizados anticorreistas, como que si antes o en el futuro, hicieron o van a hacer algo. Siga así, frontal, sin politizar y criticar todo negativamente, despectivamente, y si tiene que dar duras críticas hágalo con sus argumentos que yo y muchos le creemos por sus fundamentos, objetividad y transparencia con que maneja sus razonamientos.

  2. Estimada abogada: Me parece que sus artículos, los dos últimos, han sido realizados por usted desde un punto de vista «feminista».
    Yo le escribí en relación al artículo anterior, en vista que «desnudaba» al hombre cincuentón o maduro, también analice a la mujer cincuentona o menopáusica y sus cambios. Preferiría que no sea desde el punto de vista fisiológico, si no desde el psicológico.

  3. El problema radica en la responsabilidad que acarrea el matrimonio. Los ecuatorianos, en ese sentido somos irresponsables, pues más nos gusta el libertinaje, que no es lo mismo que libertad, la independencia personal, y sobre todo, una vez casados, solo miramos al prójimo, o sea a otra persona. Esto pasa en el 80% de los matrimonios. Yo le aseguro que uno de los motivos para divorciarse en parejas de hasta 5 años de casados, es que ya tienen un o una amante. Por eso es bueno que una pareja tenga por lo menos unos 5 años de noviazgo,mientras más joven la pareja, más riesgo de divorcio existe. Otras causas es no tener un asesoramiento matrimonial,o el concurso de una intromisión por parte de suegras metiches en los problemas conyugales, que inclusive son creados por ellas, hijos a temprana edad de casados, y la situación económica no meditada a tiempo, entre otras.

  4. El matrimonio es la unión de dos personas (hombre y mujer), que al donarse se da vida en espíritu, para poder enfrentar el diario vivir de la vida. Desde este punto de vista partimos para poder hablar sobre el matrimonio, caso contrario se llega a conclusiones vacías, de buscar quien tiene la verdad.
    El matrimonio como tal, es la base para el crecimiento y el desarrollo de un pueblo (País), el pilar primordial para el futuro de las nuevas generaciones.
    Cuando no se tiene bien claro esta realidad, nacen los divorcios como la solución a la no comunicación de esposos, no de unión. Porque al hablar de esposos es la entrega total, es decir lo mío es tuyo y lo tuyo es mío. Mi cuerpo ya no es mío y tu cuerpo es mío. Esto conlleva a cuidar mi cuerpo que es mi esposa.
    La unión se presentan reglas, acuerdos, leyes que se deben cumplir para llevar una vida cotidiana sin comunicación de la verdad que es el amor.

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