Yo voto por Nebot y todititos sus concejales
Me he dado tregua de casi un año en lo que respecta a tratar temas de índole político, tiempo en el cual, llegué a reflexionar que en muchos estamentos del Estado, la cosa sigue igual y lamentablemente nos estamos acostumbrando a ser receptores de una constante y continua conculcación de nuestros derechos, y ese espíritu indoblegable del cual con orgullo los guayaquileños de antaño se jactaban, poco a poco, se ha convertido en ilusión e historia pasada que ya no tenemos.
Guayaquil, ciudad que me vio nacer, es de las poquísimas urbes que tomaron la decisión de dar un paso al frente y marcar su camino por un sendero tortuoso, pero con una visión clara de progreso y de bienestar para sus hijos. Guayaquil, tuvo la suerte a partir del año 1992 de tener dos excelentes Alcaldes, que más allá del amor y respeto por su terruño, fueron y son fieles a sus convicciones logrando transformar a esta ínclita y libérrima ciudad, del muladar al que fuera convertido, en el actual orgullo y ejemplo de propios y extraños.